martes, 11 de marzo de 2014

De preferentes, Blesa y jubilados

“Ser jubilado no significa ser un ignorante financiero”. Así de claro se ha defendido Blesa ante un tribunal, imputado por la estafa de las preferentes. Porque se diga lo que se diga han sido una estafa, una tremenda estafa dirigida mayoritariamente hacia un sector débil de la población que representan los jubilados. “Ser jubilado no significa ser un ignorante financiero”, así de claro ha hablado Blesa ante la justicia. Hay que ser muy canalla para, después de saberse todo lo que se sabe, decir eso. Este señor, amigo íntimo de Aznar, con indemnización millonaria trata de librarse culpando a todo el que le rodea desde los propios jubilados, que adquirieron preferentes pues “eran responsables de lo que firmaban” pues “si el cliente puede leer el contrato es responsable de lo que lee” como él mismo señala ante el juez, a los mismos empleados de la entidad que presidía y que eran despedidos si no vendían el producto financiero. El mismo Blesa reconoce en uno de sus correos corporativos que “han ganado, que han engañado a los preferentistas”, correos, todos con una gran carga inculpatoria y que no han sido admitidos por el juez al considerar que son de carácter personal e íntimo cuando la realidad demuestra que fueron enviados desde el propio correo corporativo de la entidad y que por otra parte tiene terminantemente prohibido usar a sus empleados para temas personales. Justicia. Realmente los la mayoría pequeños ahorradores y jubilados. Dinero que representa el ahorro de toda una vida. Los ciudadanos tienen todo el derecho del mundo al pensar que en España no hay justicia si no se soluciona esta estafa y el dinero no es devuelto a sus legítimos propietarios, la mayoría pequeños ahorradores y jubilados. Los estafados no acudieron masivamente al banco para meter el dinero en las preferentes, todo lo contrario. Fueron llamados personalmente por las entidades para indicarles que era una pena que tuvieran ese dinero inmovilizado sin sacarle un rendimiento mayor, que ellos podrían sacarle un rédito de hasta el 7% y que podrían retirar el dinero cuando quisieran, tan sólo bastaba con hacer una llamada. Mentira, como pudieron comprobar cada uno de los estafados cada vez que pretendían sacar el dinero. Dinero comprometido en muchos casos para un tiempo superior a una generación. La mayoría, personas de edad alejada de los conocimientos en ingeniería financiera y que basaban su contacto con el banco en una relación de confianza. Bastaba la palabra del director para firmar lo que le dijeran pues su palabra era algo más que un contrato, representaba una palabra de honor que nunca querría hacerles daño. Y es que el entendimiento sobre la “letra pequeña” no estaba al alcance de cualquiera que no fuera un analista o inversor financiero. Una gran estafa. Lo que más me llama la atención es la confianza sobre su impunidad cuando son miles los estafados. ¿Acaso pensaban que los jubilados se iban a quedar en sus casas viendo como le habían robado su dinero? La mayoría son personas que han vivido épocas muy difíciles y que han luchado por dejar una sociedad mejor para futuras generaciones, son personas que no lo han tenido fácil y sus ahorros son el fruto de grandes esfuerzos y sacrificios. Y ahora no se iban a quedar callados. Ha sido una tremenda estafa y es que el banco tiene la obligación de identificar el nivel financiero de sus clientes y no falsearlos con informes ya preimpresos y dispuestos únicamente para la firma. Todo esto sólo tiene un camino posible, devolución del dinero a sus legítimos propietarios con las indemnizaciones correspondientes por los daños producidos y los culpables en la cárcel. Y no con jueces castigados y apartados de la judicatura. Lo contrario sería una nueva estafa que pondría en peligro los cimientos del propio estado.


No hay comentarios: