martes, 13 de octubre de 2009

Por la boca muere el pez

“Cuando no se toman medidas para evitar que ocurra una catástrofe, ocurre y hacemos el ridículo”, dijo el Sr. Rajoy a comienzo de la semana pasada con ocasión del secuestro del atunero español por piratas somalíes. Y lo dijo sin darse cuenta del ridículo que hace con estas actitudes que demuestran una vez más que para él el sentido de estado no existe, que lo tiene atrofiado. Y encima pretende ser presidente del gobierno de España.

“Cuando no se toman medidas para evitar que ocurra una catástrofe, ocurre y hacemos el ridículo” dijo el Sr. Rajoy. Y lo dijo fríamente, demostrando que le daba absolutamente igual que en ese momento los pescadores españoles se encontraban bajo las armas de los piratas. Le dio igual que en ese momento había familias sufriendo y personas que arriesgaban la vida para salvar a nuestros pescadores. Con su actitud demuestra una vez más que los pescadores le importan poco, tan sólo meter presión nuevamente al gobierno a ver si araña unos cuantos votos.

“Cuando no se toman medidas para evitar que ocurra una catástrofe, ocurre y hacemos el ridículo” dijo el Sr. Rajoy. Y se atreve a hablar de catástrofes cuando quizás debería callar. Y es que difícilmente es creíble quien no sabe distinguir un auténtico descalabro medioambiental en toda la costa gallega y cantábrica llenas de “chapapote”, confundiéndolo con unos “hilillos de plastilina”, sus “hilillos de plastilina”, los “hilillos de plastilina” de Rajoy. Pero este eterno candidato, designado a dedo por Aznar parece disfrutar con las situaciones malas que ocurren, pero sigue sin atajar la corrupción entre los suyos. Bastante miserable decir lo dicho con en esta situación de los pescadores. Más vale que haga oposición y no la guerra. Y que se entere que hoy es una gran catástrofe los desfalcos hechos al país por los corruptos. Y es que por la boca muere el pez.