lunes, 19 de mayo de 2014

El hombre de las cavernas

Así de claro es como han llamado en la prensa alemana a Arias Cañete, “el hombre de las cavernas”, el candidato del partido popular a las elecciones europeas. Y es que en Europa han mostrado su asombro y estupor y la prensa europea se ha hecho eco de la verdadera naturaleza del candidato. Ahora se comprende la razón por la que Cañete sólo leía en el debate con la candidata socialista, dejarlo que hablara y mostrara su pensamiento hubiera exhibido a los ciudadanos y ciudadanas su extremo machismo, su naturaleza misógina hacia la mujer y su alma de troglodita. Las redes sociales en internet echan humo y al candidato, terrateniente y coleccionista de coches de lujo en una España que sufre, ya lo califican como el “homo Cañetus”, probablemente el eslabón perdido entre el hombre de Neanderthal y el de Cromagnon. Increíble la razón de Arias Cañete para justificar haber perdido el debate con la socialista Elena Valenciana, y a cada razón que da, aumenta el sonrojo en la calle. Y es que según Cañete “no se empleó a fondo porque su contrincante era una mujer y demostrar su superioridad intelectual se interpretaría como machismo”, “que si hubiera debatido con Rubalcaba hubiera podido ser él mismo y hubiera demostrado su poderío masculino”. Ahí queda retratado el candidato y su partido, más rancio imposible. Visto lo ocurrido, da la sensación de que el candidato popular aún no se ha enterado de que las mujeres también votan. Lo cierto es que Cañete tiene un muy grave problema al pensarlo, otro al decirlo, y otro mayor al no rectificar y su partido otro muy grande al dar la callada por respuesta. Si malo es que Cañete, el que aconseja comer yogures caducados y ducharse con agua fría para ahorrar durante la crisis, sea el candidato, peor y más responsabilidad tiene quién lo ha designado. Y es que al fin y al cabo ya sabemos lo que opina Rajoy sobre la igualdad, no hay que olvidar que el PP fue el único grupo que votó en contra del pacto de estado contra la violencia de género. Lo cierto es que Cañete perdió la vergüenza con un comentario soberbio y machista que muestra un desprecio hacia el 50% del electorado y que representa la mujer. Un comentario muy lejos de la España real de hoy donde, con grandes dificultades como las que ponen personajes como este, la mujer se abre camino. Después de todo esto me temo que el partido popular no admita nuevos debates. La fotografía de Cañete ya la conocemos muy bien en Andalucía, siempre con la boca abierta a tragarse lo que sea y relegando a sus agricultores  al último lugar en el reparto de la PAC después de ser los primeros en la lucha ante Bruselas. Hablar de Cañete hoy es hablar del decimonónico y trasnochado señorito andaluz, personajes como el de la ya famosa entrevista de Jordi Évole a Cayetano Martínez de Irujo, de la casa de Alba. Pero ahí está, el que piensa que “a los regadíos hay que manejarlos como a las mujeres”.

Ya se acaba una campaña electoral que prácticamente no ha existido y que el partido popular boicotea porque no quiere que la gente vaya a votar pues piensa que así ganará las elecciones. Y es que quién tiene la obligación de animar al voto ciudadano no lo hace, pretende que la izquierda se quede en casa para convertir el resultado de las elecciones en un plebiscito que le sirva de justificante de todos los recortes realizados y derechos eliminados y también como justificante de todos los nuevos recortes que tienen ocultos para los días posteriores al 25 de mayo. Es por ello, por la sanidad pública, por la ley de la dependencia, por la educación, por las becas de nuestros jóvenes, por los derechos laborales eliminados, por lo que el domingo tenemos que ir a votar pues, como dice la candidata socialista, Elena Valenciano, “si ganan Cañete y Rajoy pierden las mujeres porque perdería la igualdad y la libertad”.  

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