miércoles, 23 de diciembre de 2009

El tiempo, un buen regalo

Hoy he recibido de un buen amigo uno de esos correos que se suelen enviar en estas fechas en las que nos deseamos lo mejor los unos a los otros y en los que proclamamos a los cuatro vientos los valores de amistad y de paz. En éste se me dice que el tiempo es uno de los mejores regalos que tenemos. Y bien que es verdad, y es que aquí sólo disponemos de tiempo para plantar nuestras semillas, para dejar algo positivo a nuestras generaciones futuras. El tiempo avanza inexorablemente y si hay algo que no se puede recuperar es precisamente eso, el tiempo. Por eso debe ser frustrante pasar sin pena ni gloria o no dejar un nuevo escalón para seguir avanzando. Vivimos en sociedad, nos necesitamos los unos a los otros. La historia de la humanidad ha pasado por muchas vicisitudes. El egoísmo, las ansias de poder y de dinero han marcado los destinos del hombre por los siglos de los siglos. El ser humano ha hecho del hombre su esclavo y la mujer también ha sido objeto exclusivo para la procreación y el placer. Para poder avanzar hacia un mundo más justo, en igualdad, de ciudadanos libres,… contamos con muchos contrapesos negativos difíciles de superar. Valores como el triunfo inmediato, el dinero fácil, se anteponen al bien común y a la felicidad de generaciones presentes y futuras. Sólo la acción decidida de hombres y mujeres puede cambiar todo esto.

Hoy pasamos por una crisis económica mundial sin precedentes. El futuro no será igual. El modelo económico utilizado hasta hoy, ya no vale. La burbuja inmobiliaria sólo ha traído paro y más paro. La vivienda dejó de ser un bien para convertirse en una inversión. El modelo económico de Aznar basado en el crecimiento incontrolado sólo nos traído pan para un día pero hambre para muchos. Por un cambio legislativo de los gobiernos de Aznar se convirtió a todo el territorio español en urbanizable. Se construyó sin parar, inclusive donde incluso no había siquiera agua, sin saber si se iba a poder vender o no. Se construyeron macrourbanizaciones mayores que las ciudades a las que pertenecen. Hoy ese modelo ya no se sostiene, persistir en él es marchar inexorablemente al colapso de nuestro mundo. Es necesario cambiar el modelo productivo hacia un modelo más sostenible y que asegure el futuro también de nuestros hijos e hijas. Tampoco es de recibo que las consecuencias de la crisis económica la paguen quienes no la han producido. Y la mayoría de las voces que se oyen van dirigidas a facilitar los despidos, a bajar pensiones y a reducir derechos de los trabajadores. Y cuando desde el gobierno socialista se hacen leyes para proteger a los más débiles, reciben el insulto de toda la caverna política y mediática que manejan los hilos del partido de Rajoy, y lo más bonito que se le dice al presidente Zapatero es aquello de “bobo solemne”. Vivimos una situación que desde el PP se pretende agudizar por aquello de “a río revuelto, ganancia de pescadores”, y no hay situación que los pupilos de Rajoy no intenten aprovechar en aras de desgastar al gobierno, sea un secuestro o un acto terrorista. No les interesa la concertación social entre sindicatos, patronal y gobierno y la boicotean, pero cuando esta se produce como en Andalucía, la critican con el mayor de los descaros.
Y es que desde el PP se defiende un modelo económico sin normas que lo regulen, sin derechos de trabajadores, sin la existencia de escuela pública, de sanidad pública, de seguridad social, de ley de la dependencia y por eso la boicotean donde gobiernan. Para ellos, lo que está por encima de todo es aquello de “sálvese el que pueda”. Nada de inversión pública porque ataca a los bolsillos de los más poderosos. Y quieren conseguirlo y en ello han puesto todo su empeño. De los ciudadanos depende de que eso ocurra o no. Y para evitarlo, el tiempo es un buen regalo.