Después de lo ocurrido en el último Pleno del
Ayuntamiento no quisiera dejar pasar la oportunidad de hacer un breve
comentario sobre la actuación de los grupos de la oposición municipal en el
desarrollo del mismo. Más de una vez he señalado que en política no vale todo
para conseguir unos cuantos votos y que cuando se actúa así, el rédito es muy a
corto plazo pues “se puede engañar un día, dos días, pero no toda la eternidad”.
Al final, son los propios ciudadanos quienes se revuelven hacia los que practican
esas políticas populistas y cortoplacistas. Lo ocurrido en el Pleno del pasado
miércoles fue realmente lamentable, y no me estoy refiriendo a los ciudadanos a
los que hay que respetar, apoyar y defender en su derecho a manifestarse y
exponer ante sus representantes municipales los derechos que les están siendo
lesionados aunque estos sean en el ámbito privado o bien en relación con otras
instituciones. Pero por encima de todos estos derechos y reivindicaciones, el
respeto no hay que perderlo nunca. Y si este se pierde, perdemos todos. Con el
comportamiento de los portavoces de la oposición no gana nadie, así, repito,
perdemos todos y en primer lugar la institución a la que se representa y de la
que son también corresponsables. Pueden y deben los ciudadanos defender sus
derechos dentro del respeto a las instituciones y al resto de ciudadanos, no
hay que olvidar que en el Pleno al que nos referimos se trataban asuntos
también muy importantes para los lebrijanos y lebrijanas en general. Y si
alguien en particular se extralimita en el uso de su derecho a manifestarse,
hasta el punto de no poder celebrarse el Pleno, no puede ser aplaudido,
vitoreado y jaleado por los grupos de la oposición, y menos si se producen
algunas descalificaciones personales e insultos. No es ese el papel de la
oposición. No es papel de la oposición desde el día que perdieron unas
elecciones la de dinamitar o “poner chinitas en el camino” de la acción de gobierno, su papel
debiera ser más bien la de ganarse a los ciudadanos ofreciendo alternativas
razonables y creíbles, y también la de controlar al gobierno. Con la suspensión
del Pleno del pasado miércoles, repito nuevamente, no ganó nadie, perdimos
todos. La actuación irresponsable de los grupos de la oposición municipal le conduce
por un camino de grandes contradicciones, o ¿acaso D. Francisco Gil va a
acompañar y jalear con la misma intensidad a los trabajadores de mancomunidad
en los Plenos de los ayuntamientos de Los Palacios o Trebujena? ¿O el Sr.
Cuellar va a hacer lo mismo en el Ayuntamiento de Utrera donde gobierna su
formación política? ¿Y el Sr. Monge del PP va a seguir apoyando a los alcaldes
de su partido en Rota y Chipiona y que
no reconocen su parte de deuda de la mancomunidad siendo con ello responsables
directos de que sus trabajadores no hayan podido cobrar? Así no, este no es el
camino.
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