martes, 11 de septiembre de 2007

Invertir los beneficios

La banda terrorista ETA ha emitido este pasado fin de semana un comunicado donde acusa al gobierno de Zapatero de tan sólo exigir su rendición y entrega de las armas durante el llamado “proceso de paz” o “alto el fuego de ETA”. Sin embargo nos hemos llevado tres años en los que Rajoy y compañía no han permanecido callado en este tema, acusando al gobierno de ceder ante el chantaje de ETA. Hemos visto varias manifestaciones multitudinarias con este fin en las que se ha convocado a los ciudadanos en España. Lo cierto es no se ha cedido a ningún chantaje de ETA y el PP lo ha sabido en todo momento. En este tema el PP ha perdido el sentido del estado donde la oposición siempre ha mostrado solidaridad hacia los ministros de interior de cada momento por lo complicado de su gestión y por el dolor que provoca el terrorismo independientemente de su color político. Desgraciadamente desde que Aznar ocupó la Presidencia del PP, esta situación desapareció y el terrorismo se usó como arma para desalojar a un gobierno del país. Daba igual que se usaran mentiras como ha ocurrido en estos años. Aznar utilizó el terrorismo contra Felipe González, y ahora lo ha hecho su sucesor contra Zapatero. Lo cierto que el PP está lejos de la ética que debe guiar la acción política, para este partido todo vale. Sin embargo en estos días pasados nos hemos encontrado con una sorpresa. El portavoz de Comunicación del PP, Elgorriaga, ha dejado claro en días pasados que si la banda terrorista tuviera intención de iniciar un diálogo, “habría que canalizar ese deseo”. Es decir, viene a reconocer la posibilidad de establecimiento de conversaciones con ETA, todo contradictorio con lo hecho y dicho hasta ahora, cayéndose incluso en la utilización de las víctimas del terrorismo. Aznar, Rajoy, Acebes… llevan una política corta de miras y que solo da réditos a corto plazo, olvidando que es el tiempo quien da y quita razones poniendo a cada uno en su sitio. Nuestro país está necesitado de una oposición más responsable, que no utilice el dolor y la muerte como arma electoral. Así que ellos sabrán, si quieren seguir por este triste camino solo conseguirán que los españoles los eliminen como opción de voto. Lo cierto es que España está necesitada de una derecha más moderna y democrática, al estilo europeo.

También en estos días se está hablando mucho del problema del acceso a la vivienda. Se ha aprovechado para ello unas declaraciones de nuestro Presidente de la Junta, Manuel Chaves, en la que anuncia la intención de llevar en el programa electoral la garantía del acceso a una vivienda a todo ciudadano que la necesite y no disponga de medios. La verdad es que me llama la atención el debate que se ha producido, sobre todo teniendo en cuenta la reciente aprobación en referéndum de nuestro Estatuto de Autonomía donde el acceso a la vivienda se recoge como un derecho de todos los andaluces. Así que no entiendo de qué se sorprenden. Todos los gobiernos andaluces tienen la obligación de garantizar este derecho a la vivienda y, por lo tanto, tienen que legislar en este sentido. El gobierno de Chaves en Andalucía siempre ha sido sensible en este tema y ha marcado caminos incluso al gobierno de España. El destino de los ciudadanos tiene que estar decidido por las instituciones y no por grupos económicos de fuera de ellas. Los gobiernos autonómicos y de la nación tienen que anteponer la defensa de la ley y de los bienes públicos contra intereses privados de poderosos. Hay que favorecer que en los ciclos de bonanza económica repercutan los beneficios que genera el estado en políticas sociales para los ciudadanos y no para una minoría. Y en este sentido estamos siendo gobernados en esta línea, ahí tenemos la Ley de la Dependencia que ya es un derecho y que se está empezando a aplicar. Y tenemos, cómo no, las políticas de suelo para vivienda. Todo ello en contradicción con lo realizado en la época del gobierno de Aznar. Todos recordamos también los beneficios de las eléctricas que no repercutieron una mejora de la red y sí en los bolsillos de una minoría. Y es que hay diferentes modos de gobernar, todas las políticas no son iguales.

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