viernes, 10 de octubre de 2008

La mala educación

El pasado miércoles hubo Pleno en el Ayuntamiento. Fue uno de los más importantes que se celebran a lo largo del año pues en él se debaten y deciden las Ordenanzas Fiscales para el siguiente año. Y se aprobaron en tiempo y forma unas ordenanzas progresistas y corresponsables con los tiempos que corremos y en las que se benefician a los que más ayuda necesitan de nuestra ciudad. Y así vimos como se aprobó una reducción del 20% para las viviendas vacías puestas en alquiler, o como se congelaban todas las tasas relacionadas con los Servicios Sociales, la cultura y el deporte. Al mismo tiempo se le subió considerablemente la tasa a la concesionaria de la autopista de peaje por los ocho kilómetros que discurren en nuestro término.

Lo cierto es que hacía pocos meses que no acudía una sesión del Pleno. Y realmente me esperaba a una oposición del PP y PA más responsable, que al menos ya hubiera asumido el lugar en el que ha sido puesto por los ciudadanos. Por cierto, una misión de oposición que tiene una gran importancia en un sistema democrático como es la de controlar al gobierno y que no debe en absoluto menospreciarse. Pero me encontré a un portavoz del PP, D. Francisco Bellido muy exaltado y nervioso, con gran falta de respeto hacia la institución que representa, y, por consiguiente, a todos los lebrijanos y lebrijanas. No se puede actuar como lo hace el Sr. Bellido del PP. Aún no ha comprendido que ya no gobierna y que quien cierra los debates de los distintos puntos del Pleno es el portavoz del gobierno. Y si existe un reglamento de funcionamiento del Pleno, que por cierto él y su partido aprobaron, es para cumplirlo siempre, lo mismo cuando se está en el gobierno que en la oposición.

Pero no, D. Francisco Bellido se distinguió por los malos modos y el insulto. Un representante público, sea del partido que sea, no puede dar esa imagen, que desgraciadamente se convierte en ejemplo, ante sus conciudadanos. Todos pudimos observar como el gobierno le permitía que se tomara en sus exposiciones el doble de tiempo que por reglamento le pertenecía. Pero él quería más y más, ya que no era capaz de concentrar sus ideas y mensajes. Y hacía continuos aspavientos, y seguía hablando cuando ya la palabra le pertenecía a otro, en una total falta de respeto hacia la Alcaldesa y sus compañeros de corporación. Y es que para el Sr. Bellido parece que el urbanismo es algo exclusivo para los especuladores del ladrillo. Lo cierto es que tantos siglos de historia no le sirvieron y prefirió bajar a las cavernas.


Lo que los ciudadanos necesitamos que desde la oposición se aporten soluciones y controlen al gobierno. Pero siempre en un clima de respeto, cortesía, buenas maneras y educación, lejos de “la formación del espíritu nacional”, “el espíritu impera” y más acorde con una educación para la ciudadanía. No se puede seguir dando esa imagen pública de la política, o que quizás ¿es eso lo que pretende?