miércoles, 24 de noviembre de 2010

¡Ya está bien!, ¡Basta ya!

La semana que acaba de terminar se ha presentado bastante movidita a todos los niveles, tanto en España como en Lebrija. Desde el Partido Popular han vuelto a dar la nota en su desprecio hacia nuestra tierra sin que nadie del PP andaluz diga absolutamente nada. Y así la Consejera de Educación de Esperanza Aguirre acaba de declarar que los andaluces vendemos por 50 euros los portátiles del alumnado de 5º y 6º de Primaria en los mercadillos. Más o menos que nos ha acusado de traperos y al gobierno de Griñán de tirar el dinero. Y es que la apuesta de la Junta de Andalucía por la formación y la igualdad de oportunidades es de las más prioritarias del gobierno socialista. Y qué duda cabe que no podemos perder el tren de las tecnologías de la información y de la comunicación y que este tiene que llegar a todas las familias andaluzas, no sólo a las más pudientes. Perder ese tren significaría quedarnos atrás respecto a los países de nuestro entorno, y aquí contar con familias pudientes cada vez más preparadas y familias trabajadoras sin posibilidades de ascenso en la escala social. Y es que esto de menospreciar e insultar a los andaluces de forma tan reiterada, como lo hacen desde distintos cargos públicos y orgánicos del Partido Popular, debe ponernos a todos los andaluces y andaluzas en el “¡Basta ya!, ¡Ya está bien!” Los andaluces hemos contribuido con nuestro trabajo en primera línea al desarrollo de nuestro país y de Comunidades en particular como Madrid, Cataluña y País Vasco. Señalar a los andaluces como vagos e indolentes una y otra vez por parte de estos cargos del PP no hace más que mostrar un odio a nuestra tierra y a sus gentes sin otra causa que lo justifique de que Andalucía haya dejado de ser para ellos el cortijo de los fines de semana de muchos “señoritos”, que los hay y que no renuncian a dejar de serlos. Y es que no votar a esta derecha cavernaria y anticuada que se niega a condenar la dictadura franquista trae estas consecuencias. Sin embargo hoy no hay más que dar una vuelta por las aulas de los colegios andaluces, cada vez mejor dotados a pesar de la crisis, para visualizar como el uso de las pizarras digitales en las aulas y de los portátiles está cambiando profundamente el modo de enseñar, más acorde a los tiempos que vivimos. El profesorado también está realizando un esfuerzo que no se puede minusvalorar de esta manera. Pero no es así en toda España y quizás ese desprecio venga por la forma de comportarse el PP en las comunidades donde gobierna. Así vemos como en Galicia, Valencia y Madrid se han negado a participar en el Plan Escuela TIC 2.0 con ideas peregrinas. Y así en Galicia los portátiles comprados con dinero público han ido para los niños de los colegios privados. Y en Madrid y Valencia se han dedicado a potenciar y a dar más recursos a la escuela privada en detrimento de la educación pública. Y es que desde el PP que quieren convertirlo todo en un negocio, éste llegue también a la educación y que se convierta en la “gallina de los huevos de oro” para determinados sujetos que se frotan las manos con la posibilidad de que el PP llegue al Gobierno.

Pero lo cierto es que empiezan a “enseñar la patita por debajo de la puerta” y a ésta el viento le ha hecho perder la harina que cubría sus garras y que tapaba sus verdaderas intenciones. Y así ya hemos visto como Rajoy ya ha anunciado que privatizaría la educación, la sanidad y los servicios sociales. Y está más que claro que si los pilares del bienestar caen en manos privadas, quienes los gestionen tendrán que añadir a los costes su propia ganancia, algo que repercutiría en todos los ciudadanos de forma negativa y con una bajada de calidad en los servicios. En Cataluña acaba el PP de anunciar la propuesta de que descontaría 600 euros del IRPF para los alumnos de la escuela privada concertada en lugar de prometer más medios para la escuela común de todos, para la escuela pública. Y ellos que hablan de austeridad, cuando se trata de los negocios, ésta brilla por su ausencia. El gobierno debe garantizar una escuela pública de calidad para todos, y en una sociedad de libre mercado, quiénes quieran otra cosa que se la paguen. Pero en el fondo de todo no hay otra intención en el PP que desmantelar el estado de bienestar que nos hemos dado. Y para ello sólo tienen que ganar las elecciones.

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