miércoles, 15 de enero de 2014

Castigo divino

Reconozco que hace tiempo que he perdido mi capacidad para sorprenderme por cosas u hechos que a veces ocurren. Y es que en la época que estamos viviendo se puede esperar todo. En estos días nos hemos encontrado con la triste noticia de que el socialista Pedro Zerolo, referente en defensa de los derechos ciudadanos en la comunidad de Madrid, ha contraído  cáncer. Inmediatamente las redes sociales, como no podía ser de otra manera, se han llenado de mensajes de ánimo en su lucha contra la enfermedad. Pero he aquí que nos hemos encontrado con la iglesia, o con un sector de la iglesia o con un personaje representante de la iglesia, párroco por más señas en León y conocido por sus intervenciones en radio y televisión. Y sin ningún pudor y con total desvergüenza declara ante la televisión que “su cáncer es un castigo divino de la providencia por su declarada homosexualidad”. Declaraciones que no sólo son un desprecio hacia la figura del reconocido luchador por los derechos civiles y sociales sino que son un insulto hacia todos los hombres y mujeres que combaten día a día contra la dura enfermedad del cáncer y que, siguiendo el pensamiento de este cura, desconocen a qué se debe su “castigo divino”.  Pero el párroco en cuestión no se quedó ahí, sino que siguió hablando y llegó a defender la pena de muerte para los homosexuales porque “son basura que hay que eliminar”. Este cura, y otros como él, también algunos obispos y cardenales entre ellos, van contra corriente del mensaje que el Papa Francisco pretende transmitir a su iglesia y que desde el principio dejó claro que a las personas “hay que valorarlas por su comportamiento y no por su orientación sexual” y se ha mostrado muy crítico con una iglesia que ha condenado a los homosexuales por su condición. Un Papa que ha llegado a transmitir que hay que “hay que curar las heridas de estas personas y que se las ha provocado la propia iglesia con su rechazo”.  Un Papa que deniega “los discursos e ideologías machistas que rechazan el derecho de la mujer a decidir”.  Mientras el Papa Francisco nos da cada día muestras de verdadero amor hacia los demás, en la iglesia española siguen pululando por la geografía nacional estos curillas fascistoides en clara concomitancia con un gobierno que cuanto peor están las familias españolas,  más dificultades les quieren poner. ¿Hasta cuándo durarán las soflamas de estos personajes desde el púlpito? 

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