Reconozco que hace tiempo que he perdido mi
capacidad para sorprenderme por cosas u hechos que a veces ocurren. Y es que en
la época que estamos viviendo se puede esperar todo. En estos días nos hemos
encontrado con la triste noticia de que el socialista Pedro Zerolo, referente
en defensa de los derechos ciudadanos en la comunidad de Madrid, ha
contraído cáncer. Inmediatamente las
redes sociales, como no podía ser de otra manera, se han llenado de mensajes de
ánimo en su lucha contra la enfermedad. Pero he aquí que nos hemos encontrado
con la iglesia, o con un sector de la iglesia o con un personaje representante
de la iglesia, párroco por más señas en León y conocido por sus intervenciones
en radio y televisión. Y sin ningún pudor y con total desvergüenza declara ante
la televisión que “su cáncer es un castigo divino de la providencia por su
declarada homosexualidad”. Declaraciones que no sólo son un desprecio hacia la
figura del reconocido luchador por los derechos civiles y sociales sino que son
un insulto hacia todos los hombres y mujeres que combaten día a día contra la
dura enfermedad del cáncer y que, siguiendo el pensamiento de este cura,
desconocen a qué se debe su “castigo divino”.
Pero el párroco en cuestión no se quedó ahí, sino que siguió hablando y
llegó a defender la pena de muerte para los homosexuales porque “son basura que
hay que eliminar”. Este cura, y otros como él, también algunos obispos y
cardenales entre ellos, van contra corriente del mensaje que el Papa Francisco
pretende transmitir a su iglesia y que desde el principio dejó claro que a las
personas “hay que valorarlas por su comportamiento y no por su orientación
sexual” y se ha mostrado muy crítico con una iglesia que ha condenado a los
homosexuales por su condición. Un Papa que ha llegado a transmitir que hay que
“hay que curar las heridas de estas personas y que se las ha provocado la
propia iglesia con su rechazo”. Un Papa
que deniega “los discursos e ideologías machistas que rechazan el derecho de la
mujer a decidir”. Mientras el Papa
Francisco nos da cada día muestras de verdadero amor hacia los demás, en la
iglesia española siguen pululando por la geografía nacional estos curillas
fascistoides en clara concomitancia con un gobierno que cuanto peor están las
familias españolas, más dificultades les
quieren poner. ¿Hasta cuándo durarán las soflamas de estos personajes desde el
púlpito?
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