lunes, 20 de enero de 2014

Limosna

La iglesia española, la más medieval de Europa anda preocupada.  Y es que está viendo como descienden los donativos de sus fieles, esos que antes no tenían ni que siquiera buscar ya que iban directamente a su encuentro en sacristías y capillas pues desde la edad media existían unos tributos obligatorios, no ya para los fieles sino para todos los “súbditos”. Hasta mediados del siglo XIX los españoles abonaban a la iglesia el conocido “diezmo” y que representaba un tributo que se pagaba en especias y que era una décima parte de los frutos de la agricultura o ganadería. Un “colector” lo recogía y los entregaba directamente a párrocos y obispos. Tras su desaparición, la necesidad de la iglesia por sufragar las guerras carlistas, se impone la “oblata” que era un tributo que se pagaba por matrimonio, tributo que en Galicia se alargó durante muchos años del siglo XX. Pues bien, en pleno siglo XXI, los párrocos gallegos proponen que se vuelva a imponer este impuesto de forma obligatoria para todos los españoles. Y es que ya no les bastan los más de once mil millones de euros, en pesetas muchísimos ceros, que reciben del estado para sufragar los sueldos de los curas en nuestro país y el de los profesores de religión en la escuela pública. Lo cierto es que cuando el gobierno de Rajoy pretende hacer recortes siempre se acuerda de la educación, de la sanidad, de la pensiones o de la dependencia, pero la iglesia española, pese a estar en un estado aconfesional, queda incólume ante la acción de las tijeras. Y aún así, las sotanas que constituyen el primer patrimonio nacional,  se encuentra libre del pago de impuestos y el IBI. Pero la iglesia es insaciable. Esperemos que con el paso de los años la modernización de este país lleve a la iglesia al estricto campo de sus fieles y dejen de mamar de la teta gorda en detrimento de los servicios que debe prestar el estado. Pero ellos siguen en la lucha pues no solo no se conforman lo que reciben del estado sino pretenden convertir su catecismo en leyes y caen en el ridículo más espantoso al pretender regular la vida sexual y reproductiva de los ciudadanos de a pie. Mientras tanto la vida sigue, o malsigue, y hoy hay quien se escandaliza en este país por la quema de unos contenedores pero nada cuando ven a personas buscar comida dentro de ellos.  Y el gobierno de Rajoy, que le gusta golpear a traición y con nocturnidad, castiga a los emprendedores y autónomos, personas valientes, creativas y esforzadas que generan su propio empleo y el de miles de ciudadanos y que deben ser consideradas como un bien público, con una brutal subida  de las cotizaciones. Y lo ha hecho de tapadillo, a escondidas, como dejando claro que le da vergüenza, aprovechando las fiestas para subirles unos impuestos que notarán de inmediato.  Mientras tanto el sueldo de los directivos ha subido el 7 % durante 2013 y el de los asalariados sigue cayendo. Y el ministro de turno, mientras tanto, preocupado por “el paseíllo” de la infanta camino del juzgado. 

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