La semana pasada hubo pleno municipal, el habitual
de todos los meses. Confieso que aunque suelo verlo asiduamente, en esta
ocasión, debido la coincidencia del mismo con el partido España contra Chile,
no lo vi en su totalidad. Pero terminado el triste partido de la selección
española que nos deja fuera del mundial después de seis años de felicidad
futbolística, cambié de canal y me pasé al pleno municipal. Y la verdad que
durante un instante no sabía si me había equivocado de canal y si me encontraba
en unos de esos programas que se llaman del corazón pero que se gritan, se
insultan y no se respetan la palabra. Pero no, no eran esos personajes de un
Sálvame cualquiera. Ahí estaba el Sr. Monge que volvía a las andadas, a la
falta de respeto a la institución, a la falta de respeto a nuestra alcaldesa
que aguantaba con más paciencia de la que me consta reclaman algunos ciudadanos
en la calle. Quizás es que fuera eso lo que pretendía, que se le igualara en la
pérdida de modales y de papeles, quizás que le expulsaran del pleno. Lo cierto
es que volvió a las andadas no respetando el reglamento que fue aprobado entre
todos. Crispación es lo que vi, mucha crispación. Demasiada, como volviendo a
tiempos pasados. No sé si es que alguno se ha molestado por tener que cumplir
con su función de concejal a la misma hora en que España jugaba su decisivo
partido, quizás hubiera preferido que se hubiera adelantado o atrasado el pleno
municipal para no hacerlo coincidir con el partido de fútbol. Puede que sea
eso, que se haya tenido que molestar al tener que trabajar jugando la selección
española. Pero el ser concejal, representar al pueblo de Lebrija tiene estas
situaciones, que no se tiene horario, que no se es concejal sólo unas horas al
día, que se representa a los lebrijanos
y lebrijanas las veinticuatro horas del día, en definitiva que no hay horario.
Y esto deben asumirlo si pretenden ser concejales, que hay que priorizar y
poner por delante su obligación antes que su devoción particular e íntima. Pero
el optar entre ver el partido de fútbol o el pleno es algo que solamente
podemos hacer los ciudadanos de a pié. Esto es algo que el Sr. Monge debería
entender o que algunos de sus compañeros de partido se lo deberían hacer
comprender. Pero no, ahí estaba con toda la crispación en su cara. Y para colmo
su frase más gloriosa, “el pleno se le ha ido a usted de las manos”. Ver para
creer, vivir para ver. El ser concejal no es cuestión de un ratito como
pretendieron hacernos ver algunos con el tripartito de triste recuerdo, el
servicio público son 24 horas cada día. Estas actitudes son muy lamentables porque no se
pueden dar esta imagen ante los ciudadanos, cuando se interviene en el pleno y
mostrando sus ideas en un debate serio y democrático se está haciendo pedagogía
ante nuestros vecinos y vecinas, se les está enseñando cual es el camino. Pero
desgraciadamente el Sr. Monge, portavoz del PP, ha optado por el todo vale y la
falta de educación en un más que mal ejemplo para todos, niños, jóvenes y
mayores. Hacía algún tiempo que no pedía respeto y seriedad en el pleno, pero
el Sr. Monge da un pésimo ejemplo anteponiendo los intereses particulares del
PP antes que los de Lebrija. Este no es el camino, salvo que en el fondo sea
sólo eso lo que se pretenda, crispación por encima de todo.
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