martes, 19 de junio de 2007

Despropósitos

El pasado domingo culminaron las tres semanas de despropósitos a que los lebrijanos y lebrijanas nos hemos visto sometido por las actitudes poco democráticas y poco elegantes de Don Jerónimo. Desde que el 27 de mayo el pueblo sentenció en las urnas, El ya pasado alcalde no ha aceptado en ningún momento los resultados de las elecciones. Y ahora que se ha visto desposeído del bastón de mando de la ciudad busca en los demás a los culpables a su situación. Debería mirar más a su interior, reflexionar y vería claramente que ha sido un mal alcalde, alguien que salvo hablar y hablar, ha hecho muy poco. No se pueden dar estos ejemplos a la ciudadanía por parte deuna persona que se va incorporar al colegio para enseñar a niños y niñas.


En estas tres semanas, en lugar de ir preparando el cambio de gobierno o traspaso de poderes, se ha dedicado a empantanarlo todo, a pretender complicar la llegada del nuevo gobierno municipal. Y es que lo ocurrido desde el pasado 27 de mayo ha sido muy fuerte. Ha hecho pagos indiscriminados para dejar la tesorería municipal a cero euros. Siendo alcalde en funciones ha actuado como si fuera a estar para siempre en el gobierno municipal, olvidando que en democracia hay que examinarse ante los lebrijanos cada cuatro años. Ha colocado la primera piedra de unas obras para las que llega a anunciar la fecha de finalización. Y lo ha hecho sin tener la financiación para dicha obra, sin tenerla siquiera presupuestada en el Ayuntamiento. Ha adelantado en varias fechas el cierre de los Talleres de la Mujer cuando estas no tenían siquiera acabados los trabajos. Ha renovado contratos de personas que le finalizaban a final de mes y por lo tanto no era él quien tenía que hacerlo. Ha ordenado volver a colocar las vallas que los jueces le mandaron quitar por ilegales (¡Cuánto dinero ha costado al pueblo de Lebrija esas vallas!, primero las pongo, después las tapo, las destapo, las quito y las vuelvo a poner). La lista de lo sucedido desde el 27 de mayo sería interminable y desagradable en muchos casos.


Y con la actuación que tuvo el sábado 16 ha demostrado su mal talante, su mal perder. Y es que no sólo no ha solucionado problemas sino que se ha dedicado a poner trabas y chinitas en todo el camino. El día de la toma de posesión de la nueva corporación es un día de fiesta para el pueblo, pero Don Jerónimo llevó la tensión, el insulto, la falta de educación, la desconsideración hacia la Alcaldesa de Lebrija que en todo momento lo trató con corrección. Y la situación no llegó a mayores porque los lebrijanos y lebrijanas presentes no cayeron en la provocación. Y es que peor no se pueden terminar cuatro años de gobierno. Lo cierto es que los asistentes y los que lo siguieron a través de la televisión local o de la radio quedaron sorprendidos y han dado sobradas muestras de indignación. No se puede insultar al pueblo de Lebrija como lo hizo Don Jerónimo el pasado día 16. Yo le recomendaría que se fuera una temporada de Lebrija, no le digo que se vaya para siempre porque cada uno elige vivir donde quiere. Pero Don Jerónimo ni tiene raíces en Lebrija ni las ha echado. Pero es mucha la crispación y la tensión que ha generado. Por eso una temporadita fuera no le vendría mal. Seguro que a la vuelta vería las cosas de otra forma. Creo que no es un mal consejo. Y probablemente el clima de crispación que ha creado desaparecería con su marcha.

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