martes, 10 de junio de 2008

Hay que hacer algo

Razones de tipo de salud familiar me han obligado en las últimas semanas a pasar muchas tardes en Sevilla. Acompañar a un familiar en un hospital es algo muy cansado. Se dan muchos tiempos muertos que dan para reflexionar y observar la realidad que nos rodea. En esta ocasión me he dado cuenta que la obesidad está más extendida en España de lo que inicialmente creía. Sabía que era un problema de las sociedades opulentas y que en nuestro país no iba a quedar fuera de esta grave situación. Es un precio a nuestro gran desarrollo. Quizás vivir en Lebrija, la vida en las ciudades pequeñas es más sana, me hacía pensar que la obesidad estaba más lejana. Pero no, he podido comprobar que no es esa la situación. Que lo que pensaba era un problema exclusivo de los americanos, está empezando a invadir a España. No eran una o dos las personas familiares de enfermos ingresados a las que se les podían percibir el problema en los pasillos o salas de espera, eran muchas más. Y en las calles, paradas de autobús…

Y es que en nuestro país se está cambiando el estilo de vida, hay como más prisa en todo. No disponemos apenas de tiempo. Hoy en cada familia suelen trabajar los dos miembros del matrimonio. En consecuencia la hora del almuerzo ha dejado de ser un lugar de encuentro familiar que requería su tiempo en torno a la comida. Nuestra famosa dieta mediterránea se está perdiendo, se busca una alimentación más rápida. Se está cambiando el gusto por unos alimentos para acudir a lo más fácil. Y esto está originando graves problemas de obesidad y una mayor incidencia en niños de enfermedades como la diabetes que antiguamente no llegaban antes de los cincuenta, también los problemas cardiovasculares se han multiplicado. Y en todo ello son culpables los cambios alimenticios que se está produciendo en nuestra sociedad.

Hay que hacer algo, es necesario retomar esa dieta mediterránea que tan favorable es para nuestra salud. Los poderes públicos tienen que potenciar una alimentación saludable que dé a nuestro organismo los nutrientes necesarios de una forma equilibrada. No podemos olvidar que la falta de alguno en concreto crea la enfermedad, también si los tomamos sin las proporciones adecuadas. El Centro en el que trabajo cuenta con comedor escolar y he podido ver el esfuerzo que les cuesta a muchos niños y niñas comer verduras o tomar fruta. Cuando un niño dice que “no le gusta” el sabor de algún alimento, normalmente a las verduras que no deben faltar en la dieta diaria en todas las formas posibles, es que en casa no se ha realizado el suficiente esfuerzo para que el niño o niña se acostumbre a los sabores. Y solo se pueden acostumbrar a comerlas, si se les ofrece. Me decía un técnico en alimentación que “ningún niño se deja morir por no comer”. Y eso se ve claramente en los comedores, antes o después terminan comiendo ese alimento que antes rechazaban. Pero hay que ofrecérselos y, muy importante, no darles otra cosa en su sustitución si no lo comen. Los padres tienen que ser fuertes si quieren tener hijos sanos.

Me decía una médica que “a lo largo de nuestra vida estamos programando nuestra vejez”. Si comemos sano y hacemos el ejercicio necesario, en la vejez tendremos mayor calidad de vida. Yo os recomendaría que vieseis la película americana “SUPER SIZE ME” de Morgan Spurlock. Es un documental del director que trata de demostrar los efectos de la comida basura sobre nuestro organismo. Durante un mes estuvo haciendo las tres comidas en un McDonald’s. Pasados esos treinta días había puesto diez kilos y el organismo le empezaba a fallar, especialmente el hígado. Tuvo que dejar el experimento bajo riesgo de fallecer. Todavía cuando pasa junto a un McDonald’s siente enormes deseos de entrar. Ni que decir que la famosa cadena de comidas rápidas intentó evitar la película.

Comida sana con frutas y verduras diarias, legumbres tres veces en semana, pastas, no abusar de las grasas y menos horas delante de la televisión, videojuegos, play… nos hará tener una sociedad más sana y evitaremos enfermedades como la diabetes o cardiovasculares. Yo estoy seguro que si las familias continúan en sus casas el tipo de dieta que reciben sus hijos en el Comedor Escolar, les darán menos problemas en la comida y tendrán una vejez más saludable.