miércoles, 15 de abril de 2009

Ay Arenas, ay, ay

Tras el ajuste de gobierno por parte Zapatero con el paso de Chaves al gobierno de la nación, en el que el Psoe hace valer una vez más el peso de Andalucía en Madrid, muy poco ha tardado Arenas en realizar sus siempre “amistosas” declaraciones. Esas que nunca reflexiona y que se contradicen con las dichas el día anterior o, con las que dirá mañana. Y es que cuando el fin único que se tiene es el poder, el país y el bien general no resultan más que una mera excusa. Lo cierto es que nos ha sorprendido a todos, no sé si por desconocimiento propio o por un nuevo intento de manipular la realidad. Y es que ha afirmado que el nuevo gobierno de Griñán en Andalucía “no es legítimo al no haber sido elegido por el pueblo”. Y lo dijo rodeado de todo su equipo, colaboradores y también aquellos que aspiran a sustituirlo, que asentían cada una de sus palabras y finalmente aplaudidas. Probablemente también le darían una palmadita en la espalda y le dirían aquello de “muy bien”. Flaco favor se hicieron pues estaban ligando su futuro político a la torpeza de su “gran líder” Arenas.

Lo menos que se puede esperar de alguien que es diputado en el Parlamento Andaluz, licenciado en derecho, eterno candidato y perdedor en tres ocasiones a Presidente de la Junta, es que conozca la Constitución y el propio Estatuto de Autonomía. Y es que al Presidente de España y de cada una de las comunidades autónomas, también la de Andalucía, se elige por los respectivos parlamentos. Y mientras sea así, será tan representativo como cuando eligieron al mismo Chaves. Lo que realmente está haciendo Arenas es criticar la legitimidad del sistema vigente que nos hemos dado todos mediante el cual son los parlamentarios, representantes de la Cámara, los que eligen al encargado de gobernar de entre los candidatos propuestos por los partidos. Y esto que ha pasado en Andalucía, no es la primera vez que ha pasado en España que cuenta con varios precedentes. Así, Juan José Lucas del PP, presidente de Castilla y León, pasó a Ministro de la Presidencia hace ocho años al ser nombrado ministro por Aznar. También, en 2002, el siempre bronceado Eduardo Zaplana del PP, Presidente de la Comunidad Valenciana, se convirtió en Ministro Trabajo, permitiendo con ello a Camp, el de los trajes regalados, convertirse en Presidente. Adolfo Suárez también presentó su dimisión en 1981 como Presidente del Gobierno de la nación, activándose inmediatamente el procedimiento para que los diputados eligieran a Calvo Soltelo como nuevo Presidente sin que nadie se le ocurriera cuestionar su legitimidad, aquello forma parte ya de la historia cercana de España. Y es que si se quiere evitar hacer el ridículo, hay que pensar antes de hacer estas declaraciones que sólo sirven para crispar y demostrar que se mueven en “el todo vale” porque es seguro que Arenas conoce todo ello. Pero tiene prisa en ser Presidente de la Junta, y para ello lo que sea. El hecho de haber perdido en tres ocasiones en las urnas, 1990, 1994 y 2008, trae estas consecuencias y más si conoce que ya hay quien pretende relevarle.

Lo cierto que la legitimidad de Chaves y Griñán es la misma, pues el procedimiento utilizado para ambos es el mismo que señala nuestra Constitución y nuestro Estatuto de Autonomía y es imposible que esto lo desconozca Arenas, que una vez más pretende hacer pasar a los andaluces por ignorantes.