martes, 14 de septiembre de 2010

Persecución

En estos años se ha llevado a cabo un importantísimo proyecto de investigación genética entre todos los seres humanos que habitan el planeta, proyecto Genoma, que ha dejado en evidencia el racismo existente y que demuestra que “sólo hay una raza, la humana”. Viene esto a colación porque hoy en día se está produciendo un avance importante de la intolerancia y del racismo, muchas veces fundamentados en excusas tales como la pureza étnica, la presión demográfica y, también, por la crisis económica. Todo vale para las teorías racistas y xenófobas. De nada ha servido la historia reciente de Europa para dejar a las claras cuán peligrosas son estas teorías, pues con la demagogia se ha demostrado que es fácil llegar al racismo criminal. Muchas veces una simple protesta vecinal en la que se ha generalizado a un grupo étnico un delito individual de una persona concreta, de ahí ha surgido en algunas ocasiones las siempre peligrosas patrullas vecinales e incluso el intento de linchamiento. Lo cierto es que en los últimos quince meses se han producido en Europa más de 9.000 actos violentos con raíces xenófobas y racistas.

En estos días estamos viviendo como el Presidente francés Nicolás Sarkozy está llevando a cabo su plan antigitano con expulsiones colectivas de romaníes de Francia. Éstos, niños, mujeres, ancianos, son sacados por la fuerza de sus hogares para enviarlos a su país de origen. Todo ello está promoviendo un aumento de la violencia de carácter racista contra los gitanos. El presidente Sarkozy con su política vergonzosa, peligrosa y racista, de memoria corta, olvida la persecución de gitanos por parte de Hitler que los llegó a encerrar en los campos de exterminio nazis. El Parlamento europeo ha condenado la política antigitana del presidente galo. No podía ser de otra manera, entre otras cosas porque está expulsando a ciudadanos europeos que tienen derecho a la libre circulación. No se pueden realizar expulsiones colectivas, éstas sólo pueden ser individuales y por causas amparadas en la ley. Las expulsiones colectivas van siempre contra los derechos humanos y son siempre racistas o xenófobas. Con su actitud, Sarkozy está promoviendo una política racista contra el pueblo gitano, y que ya de por sí ha vivido durante siglos una más que triste historia de marginación. Lamentable, pero que muy lamentable que los miembros del Partido Popular español en Europa hayan defendido la política xenófoba de Sarkozy y no la hayan condenado junto al resto de europarlamentarios.

Expulsar gitanos por el hecho de serlo es retrotraernos a épocas pasadas, es llevarnos al siglo XV, donde los reyes, llamados católicos, promulgaron la Pragmática (1499) en la que se ordenaba la expulsión de gitanos, a los que se les daba un plazo de 60 días para abandonar el país, y se les prohibía usar su lengua. Otros reyes, años más tarde, Carlos I y Felipe II, los arrancaban de sus familias y los reclutaban a la fuerza para las guerras de la época. También Fernando VI practicó una política de exterminio y dictó una orden por la que todos los gitanos debían ser apresados y enviados a presidio. Y en los campos de exterminio nazi acompañaron a los judíos sin que se hablara apenas de ellos. No. No se puede hacer la vista gorda y mirar para otro lado ante las expulsiones de Sarkozy. Porque como nos señala el proyecto Genoma, “Sólo hay una raza, la humana”. Juan Peña, hace tres décadas, hizo un magnífico trabajo con su disco “Persecución” en el que con su espléndida voz narra la historia y vicisitudes del pueblo gitano. Bueno sería su reedición porque la historia es necesaria que se tenga siempre presente para no caer en sus errores. Invertir en planes para la prevención del racismo y de otras manifestaciones intolerantes es hoy una necesidad y una obligación para los gobernantes. Planes en el que la escuela debería ser uno de sus objetivos prioritarios de actuación.