En pleno siglo XXI no has surgido en España un nuevo
Torquemada. Gallardón, al que Esperanza Aguirre llegó a llamar como “el hijo
puta”, hecho que se descubrió a través de un micrófono que olvidó cerrar, y al que
su propio padre, unos de los fundadores del PP junto a Fraga, manifestó cuando
lo tildaban de conservador con un “pues porque no conocéis a mi hijo Alberto,
ese sí que es de derechas”. Lo cierto es que Gallardón se ha llevado una serie de
años pavoneándose por la capital como si de un centrista moderado se tratara
casando a matrimonios del mismo sexo o fotografiándose junto a Joaquín Sabina. Pero ha
sido entrar en el gobierno y todo se ha desmoronado, se ha quitado la piel de
cordero que llevaba encima y quedando como lo que auténticamente es y dando la
razón a su padre. Desde su Ministerio de Justicia se ha convertido en el autor
de diversas leyes que han escandalizado a la sociedad, Con su ley de tasas
judiciales ha dejado a las claras que hay una justicia para ricos y otras el
resto de ciudadanos que quedan sin el derecho a la tutela judicial al no poder
denunciar o recurrir sentencias por no disponer del dinero para ello. Con su
reforma del Código Penal desaparece la figura del hurto diferenciada de la de
robo por lo que una persona que robe un paquete de pipas puede ser condenado
entre seis y dieciocho meses de cárcel, así como diferentes condenas por
protestar, ocupar simbólicamente una entidad bancaria, grabar las acciones de
los antidisturbios para que no se conozcan…Porque Gallardón y su gobierno no
quieren que los ciudadanos protesten. Sí, Gallardón un lobo, el mismo que
indultó a un kamikaze que iba en dirección contraria y a gran velocidad por una
autopista provocando la muerte de un ciudadano y que al final se descubrió,
porque todo se termina sabiendo, que ese sujeto fue defendido por el despacho
de abogados donde trabajaba su hijo. Sí, Gallardón, el mismo que renovó el
marquesado al general Queipo de Llano, ese ser abyecto que se encuentra
enterrado con todos los honores en la basílica de la Macarena y que mandó
fusilar tres mil “rojos” en Sevilla y en sus intervenciones radiofónicas pedía
que violaran a sus mujeres para que conocieran lo que eran “hombres de verdad”.
Y ahora nos viene con una llamada reforma de la ley del aborto cuando no es
otra cosa que la desaparición de la ley del aborto pues son tantos los
requisitos que les ponen a las mujeres que lo hacen inviable. Su ley nos aleja
de Europa y a Gallardón lo hace propio de un personaje de un cuadro negro de
las pinturas de El Greco. No se puede pretender cambiar una ley como la actual
que respeta a las mujeres, no distingue entre pobres y ricos y que es más
equitativa y segura. Es claro que el PP cambia innecesariamente una ley que es
aceptada por la mayoría de la sociedad y que ha disminuido el número de abortos
en nuestro país. Con esta ley el PP pretende volver a los abortos clandestinos
y que sólo provocan inseguridad y muerte para las familias más modestas, porque
las amigas de Gallardón podrán pagarse un aborto en condiciones de seguridad en
Portugal, Reino Unido, Francia, e incluso también en Italia donde existe una
ley de plazos pese a estar en la tierra del Vaticano. En América latina mueren
todos los años 47.000 mujeres por abortar en condiciones de inseguridad. Lo cierto
es que este nuevo Torquemada, al que ya le ha llamado la atención la OMS
(Organización Mundial de la Salud), habla mucho de protección del “nasciturus”
pero se olvida de la propia mujer y de los nacidos a los que dejan sin becas,
sin ayudas de libros y comedor y en el paro más absoluto desahuciándolos de sus
hogares, sin ayudas a la dependencia, enfin, “qué cada cual se la avíe como
pueda” es lo que nos dicen desde el gobierno de Rajoy. No es esta la forma de
actuar de un gobierno ante sus ciudadanos, ningún gobierno puede obligar a un
sufrimiento a sus ciudadanos más allá de lo imaginable, y menos por hacer un
regalo de despedida al Sr. Rouco Varela. Las movilizaciones no se han hecho
esperar, ya hay detenciones de mujeres, e irán en aumento porque los ciudadanos
no quieren a este gobierno que nos lleva a un retroceso social de varias
décadas. No se puede convertir el catecismo en ley sin compararnos con los
talibanes musulmanes. Ya son muchas las pancartas que se ven con el lema de
“Sacad los rosarios de nuestros ovarios”.
www.rafaeltous.com
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