Sí, todo entra en la confrontación política. Lo que sea. A la derecha conservadora española le da todo igual. Hace tiempo que ha perdido el sentido de estado que exige separar temas de la confrontación política. Y es que en la derecha española han perdido el sentido ético de la política. Que hay un secuestro internacional de un barco pesquero y sus trabajadores están bajo la amenaza de las balas de piratas, hay que aprovechar la ocasión, hay que meter presión al gobierno a ver si pierden algunos votos. No importan las familias de los pescadores, ni los propios pescadores. Porque todo vale en la confrontación política.
Mientras tanto a Aznar lo eligen para dar clases de ética en una universidad española. Sí, han leído bien, clases de ética a nuestros estudiantes. El que organizó la boda de su hija en el Escorial va a dar clases de ética a nuestros jóvenes, el que intentó atribuir el atentado a los trenes de cercanías en Madrid a ETA o el que nos llevó a la guerra de Irak en contra de la opinión de la mayoría de los españoles. Mientras tanto no intentan atajar de una vez los casos de corrupción que les rodea, haciéndose con esta actitud daño a su propio partido, y van a golpe de opinión pública. Ya han cesado en un lamentable espectáculo al señor Costa, Secretario General del PP en la comunidad valenciana. Y es que difícilmente podrá gobernar en España quien no es capaz de dirigir su propio partido. Y ya le han buscado a su sustituto al Sr. Costa, y mira por donde nos colocan a un negacionista, a una persona que como otros neonazis niegan la existencia del holocausto, que ha negado la matanza de millones de judío por los nazis, que todo eso “fue una enorme propaganda a escala mundial”. Declaraciones de este tipo en Europa lo inhabilitarían para la política. Pero en el PP no. La verdad es que no sé de donde sacan a esta gente. Es de risa que de vez en cuando se autodenominen de “centro”, como no sea que se refieran al centro de la intolerancia y del fundamentalismo religioso.
Mientras tanto también se han manifestado en Madrid junto a los obispos contra la ley que regula la ley del aborto en España. Y para el PP que apoya que se legisle según la doctrina de la iglesia, “el aborto no puede ser un derecho, y una democracia que lo acepte así se está introduciendo en una pendiente suicida”. Y es que para el PP es preferible estar en una lista con Paraguay, México, Irak o Afganistan, antes que con Estados Unidos, Francia, Alemania y Reino Unido que tienen perfectamente regulado el aborto en una ley de plazos que crea seguridad jurídica a mujeres y médicos, que al fin y al cabo es lo que pretende el proyecto de ley español. Lo cierto es que la ley que permite abortar en España se aprobó en 1985, y de entonces para acá el Partido Popular ha gobernado durante ocho años durante los cuales no se les ocurrió cambiar la ley. Durante ocho años en que los obispos no se les ocurrió ocupar las calles. Hoy dicen que les preocupa la vida, pero todos los días mueren de hambre en el mundo 50.000 personas y no han salido a manifestarse por nuestras calles. Tampoco contra la pobreza, ni siquiera contra las guerras que asolan a nuestro planeta o contra la violencia de género que tanto dolor nos trae. Y es que es para lamentar que derecha política y obispos vayan siempre de la mano en nuestro país. Que la iglesia tenga su doctrina y se la manifieste a sus fieles en los templos me parece del todo correcto, pero que se pretenda que en un estado laico la ley se corresponda con el catecismo católico es toda una regresión a la edad media. Y es que es que no regular el aborto en una ley de plazos es crear inseguridad jurídica en la mujer, es pretender que ésta pueda ir a la cárcel por abortar. Pero el PP y la iglesia piden que no se despenalice del código penal el aborto.
La verdad es que corren malos tiempos para la mujer en el mundo. Ayer me encontré con la noticia de que un país musulmán se azotó a varias mujeres por llevar sujetador. Y es que los fundamentalismos religiosos traen estas cosas. Y que casualidad que para las iglesias del mundo, la mujer ocupe el último puesto en el escalafón. Lamentable que la derecha española lleve esta senda.