Hace pocos días que se rumoreaba sobre el extremo de que Rajoy valoraba la posibilidad de no celebrar este año el Debate sobre el Estado de la Nación, no di mucho crédito a ello a pesar de la “espantá” de Arenas o también de Cospedal que no quisieron debatir en sus comunidades autónomas, también Rajoy puso todas las pegas posibles al debate con Rubalcaba durante las elecciones, pero se vio obligado a hacerlo por la presión popular y la mala imagen que ello conllevaría para su fines. Lo cierto es que Rajoy dijo que sería un presidente que siempre daría la cara. Pero, muy al contrario, en el poco tiempo que lleva, algo más de cien días, se ha distinguido por esconderse, no responder a periodistas salvo en esas ruedas internacionales a la que está obligado por protocolo, o por huir de los periodistas y buscar salidas por pasillos y sótanos del Senado. Esta forma de actuar echa abajo todos los esquemas democráticos, esto es gobernar basándose únicamente en la mayoría absoluta rompiendo con los ciudadanos a los que prometió gobernar para todos.
El debate sobre el Estado de la Nación se realizó desde sus inicios a propuesta de Felipe González, no habiéndose dejado de celebrar hasta ahora salvo si coincidía con algún proceso electoral. Que Rajoy quiera escurrir el bulto una vez más, rompe todos los consensos y deja a las claras su bajo concepto de democracia. Con ello, Rajoy sigue incumpliendo una vez más sus promesas para hacer todo lo contrario de lo que dice, convirtiendo su acción de gobierno en un auténtico fraude electoral ante los ciudadanos que lo votaron. No celebrar el Debate sobre el Estado de la Nación es romper con la "transparencia" que tanto pregonaba. Rajoy prometió "dar la cara" pero no quiere hacerlo ante tanta medida antisocial como ha tomado, tantos recortes en educación, sanidad, dependencia, becas,..., tantos derechos laborales eliminados promoviendo más el despido y la precariedad que la contratación. Rajoy ha perdido el rumbo y lo sabe. El paro ha aumentado en tan sólo tres meses lo que el mismo PP esperaba para todo 2012. Sus medidas sólo están sirviendo para desmantelar el estado de bienestar y no hace propuesta alguna que promueva el crecimiento económico. Sólo auspicia austeridad pura y dura, todo lo contrario de lo que están advirtiendo cada vez más los expertos. Su austeridad sólo nos lleva a más paro, a más recesión y a la ruina del país. Para recortar gastos y subir impuestos sólo ha pensado en los más débiles al mismo tiempo que nos ha anunciado una inmoral amnistía fiscal a los defraudadores de la hacienda pública, promueve el copago sanitario también a los pensionistas al mismo tiempo que denuncia al Tribunal Constitucional la medida de la Junta de Andalucía sobre la subasta de medicamentos y que sirve para recortar el gasto farmacéutico ante las propias multinacionales de las medicinas. Todas y cada una de sus medidas han sido antisociales como la bestial, por no encontrar otro apelativo, subida de las tasas universitarias y que pone muchos impedimentos a los hijos de trabajadores en su acceso a la universidad, o la también bestial reforma laboral que ha roto con todos los consensos entre empresarios y trabajadores y que está teniendo como mayor consecuencia un aumento galopante del paro.
Sí, todo va mal en el país con el PP en el gobierno que hasta ahora sólo ha dicho un "sí wuana" a Merkel al mismo tiempo que va perdiendo de forma acelerada la confianza y el crédito ante los mercados y, por supuesto, de los españolitos de a pié a quienes ha convertido en los paganos de sus medidas. Y ante esta situación, ya sólo le queda escurrir el bulto, no dar la cara y romper con la tradición del Debate sobre el Estado de la Nación, no quiere explicar nada ni escuchar las opiniones a los demás. Mal camino lleva, y como van diciendo en muchos círculos, Rajoy no sólo ha perdido los papeles sino que lleva camino de perder también la Presidencia. Si este debate al final se celebra, como todos esperamos, no será por la voluntad de Rajoy sino por la presión ciudadana cuya paciencia ha sobrepasado en todos los límites posibles.
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