miércoles, 10 de diciembre de 2008

¡Qué bonita la están poniendo!

¡Qué bonita es mi ciudad!, dice la canción, ¡qué bonita la están poniendo! El pasado viernes, con la inauguración del alumbrado navideño, tuvo lugar la apertura a los ciudadanos de las calles Arcos y Cataño. Tres meses de obras que han cambiado la fisonomía del centro de Lebrija. No es un acontecimiento más, pues la peatonalización de estas calles marca un antes y un después en Lebrija y que no va a terminar aquí. Es una apuesta decidida del Ayuntamiento por el futuro, por una ciudad más humana, más accesible, más, en definitiva, al servicio de los ciudadanos.

Tres meses han durado las obras. Toda obra que se realice, tanto en casa como en las zonas públicas, supone molestias mientras se están llevando a cabo. Pero cuando se acaban, éstas son compensadas porque vienen a mejorar nuestra calidad de vida. En Lebrija hemos convivido con unas obras que unos han llevado mejor que otros, pero me consta el desvelo de los operarios para que los comercios de estas calles durante este tiempo fueran siempre accesibles. Y en mi caso no me he visto perjudicado para acceder al comercio habitual. En todo caso, es seguro que el comercio se verá compensado en el futuro pues la peatonalización le crea un espacio propio capaz de competir con las grandes superficies que se colocan en el exterior. Ahora tienen la palabra los comerciantes.

El viernes fue un día de fiesta al que se sumaron los lebrijanos y lebrijanas, asociaciones, hermandades… Todos contribuyeron para engrandecer el acto. Y desde muy temprano la zona se llenó de carritos con niños y niñas, mayores, familias completas, comercios que engalanaron sus escaparates más que nunca y que arreglaron sus fachadas. Y es que la ocasión lo merecía. La banda de música Virgen del Castillo de un lado para otro haciendo sonar sus melodías. El coro de la Hermandad de la Humildad también contribuyó con sus voces. Los comentarios que se escuchaban eran de aprobación y de admiración. Incluso las fachadas de las viviendas quedaban más favorecidas. A mi personalmente me gusta mucho como queda la fachada de la Hermandad de la Humildad junto a su Casa-Hermandad y de cuya visión disfruto cada vez que voy a por la prensa. Esa tarde todo indicaba que los lebrijanos comprendían la importancia del momento. Al acto sólo faltó la oposición del PP y PA. ¡Qué triste oposición que no es capaz de disfrutar compartiendo las alegrías de sus vecinos! O quizás es que se niegan a aceptar la nueva realidad creada por unas obras a las que se opusieron desde un primer momento.

Con esta peatonalización quedan atrás en el tiempo los momentos en que los minusválidos lo tenían muy difícil para acceder con sus carritos por la calle Cataño, también las personas que transitaban con carritos con niños y niñas. Ahora queda terminar la otra mitad de la calle Cataño para que la dicha sea más completa.

La peatonalización de las calles céntricas juntos a las políticas de rehabilitación de viviendas que desde el Ayuntamiento se están llevando a cabo con la colaboración de la Junta de Andalucía, supone el rescate de nuestro centro histórico por el descubrimiento de calles y plazas, al mismo tiempo que se refuerzan las actividades del pequeño comercio como las propias del turismo por el aumento del número de visitas a las zonas peatonalizadas. Pero no podemos dejar de lado la satisfacción que para el peatón supone el caminar con la tranquilidad de no tener que ir sorteando vehículos. Ni que decir tiene la importancia que supone en lo referente a la eliminación del ruido de esas zonas y que tanto dañan a la salud. Y es que peatonalizar es sinónimo de mejorar la calidad medioambiental.

El ciudadano debe ser el fin primero y último de las políticas urbanísticas. Y peatonalizar el centro histórico es apostar por ello.