jueves, 16 de julio de 2009

Anchoas

Mucho se viene hablando en los últimos días sobre regalos a funcionarios y responsables políticos. Y es que en el PP suelen reinventar la democracia y sus reglas cuando algo no les sale como les gustaría. El caso es que la situación al Presidente de la Comunidad Valenciana se le complica por días. Lo que empezó por un negar la mayor, “Claro que yo me pago mis trajes” dijo ante todos los medios, palabras que hemos vuelto a ver reproducidas una y otra vez en cada informativo de radio o televisión, se ha pasado a minimizar la importancia del tipo de delito cometido e incluso se llega a cuestionar el Código Penal. Pero el juez instructor del caso ve indicios más que razonables de que el Sr. Camps ha mentido y mantiene la imputación.

Lo cierto es que desde el Partido Popular en lugar de actuar correctamente desde un principio, optó por un hacerse víctima de una conspiración, quizá judeo-masónica, en la que todos atacaban al PP. Después pasó a pretender legitimar a Camps por el resultado obtenido en las elecciones en Valencia, como si los resultados electorales redimieran delitos en España, y lo hacían sin darse cuenta de que con ello reconocían implícitamente la acusación. Se atacó de forma furibunda a jueces y testigos. “Camps es el hombre más decente de España”, afirmó el Sr. Arenas al que algún otro medio ha denunciado de que también ha sido objeto de un cuantioso regalo por parte de los mismos sujetos que agasajaron al presidente valenciano. Y ahí está el PP encerrado en un callejón sin salida por su falta de coherencia y no asumir responsabilidades políticas, algo cuyo coste político es mucho mayor.

Y todo ello hasta que habló Rita, alcaldesa de Valencia que sigue sin retirar los honores al dictador, para meter por medio las anchoas, esas que el Presidente de Cantabria regala a Zapatero y otros mandatarios cuando los visita, entre ellos el mismo Rajoy o Camps. Y es que desde el PP se intenta confundir lo que es un regalo de cortesía, gracias al cual hoy todos hablan de las anchoas de Cantabria y cuyo valor no sobrepasa unos pocos euros con “vestirse por la cara” como manifestó el presidente cántabro. Lo cierto es que desde el PP se pide meter en el mismo saco a todos los regalos que se producen en el país, desde ramos de flores a los trajes de Camps. Desde la misma cortesía a lo que pudiera ser un posible cohecho o intento de soborno.

En los últimos días ya se deja de negar la posibilidad de los regalos recibidos por Camps, ahora se cuestiona la importancia del hecho, e incluso se pide cambiar el Código Penal para que se pueda recibir regalos sin tener que pasar por un juzgado. Lo cierto es que los dirigentes populares olvidan con ello a nuestros referentes occidentales, europeos y americanos, que todos tienen prohibido recibir regalos o marcan un límite de unos pocos euros. La esencia misma de la democracia impide que funcionarios y políticos reciban regalos. Ningún servidor público debe dejar su gestión determinada por el regalo de un empresario que pretende su favor. Todos recordamos como Felipe González dejó en la Moncloa al terminar su mandato cuantos regalos recibió de otros mandatarios, no sucedió lo mismo con Aznar que se llevó consigo hasta la última botella de vino recibida. Y es que hay diferencias.

Lo cierto es que al día de hoy son varios los alcaldes del PP que han tenido que dimitir por estar implicados en la trama de corrupción del caso Gürtel, donde están los mismos que han regalado los trajes a Camps, también unos zapatos caros y algunas joyas a su señora. Alguno de esos alcaldes había recibido hasta un coche modelo Jaguar. En el caso del Presidente valenciano, que sigue sin dimitir al día de hoy, no podemos dejar de lado que unos trajes por un valor en torno a los 12.000 euros no son un regalo de cortesía y menos sin han sido realizados por unos señores que lideraban una trama corrupta y del que desconocemos que favores pretendían obtener. Tampoco podemos dejar de lado un hecho importantísimo, “Claro que yo me pago mis trajes” dijo Camps. Si Camps mintió es motivo más que sobrado para dimitir, pero en el PP ya lo vienen reconociendo al pretender minimizar la importancia del delito.