miércoles, 8 de julio de 2009

No más

Terminó la semana con el anuncio del gobierno de Zapatero del cierre de la central nuclear de Garoña para el año 2013. El anuncio ha supuesto un golpe maestro del Presidente del Gobierno antes las presiones de las grandes compañías eléctricas que no han dejado de anunciar catástrofes económicas en el caso que se consumara su cierre. Pero si queremos hablar de catástrofes no podemos olvidar la de Chernóbil donde una superficie casi tan extensa como España ha quedado sumida por los siglos en la desolación más absoluta por un accidente en su central y sus habitantes repartidos otras zonas de alrededor. El cierre de Garoña no es más que una firme apuesta por el futuro de las próximas generaciones y una forma de profundizar en la lucha contra el cambio climático, ese que algunos niegan pero que ya asoman sus consecuencias. Es lógica la preocupación de los habitantes del valle donde se encuentra enclavada la central, pues ha generado en torno a ella un número importante de puestos de trabajo. Pero el cierre se ha hecho dando un plazo suficiente para que salga adelante un plan de desarrollo económico de la zona en otras materias como turismo, energías renovables y de infraestructuras que puedan seguir generando expectativas económicas. Por otra parte hay que seguir apostando por las energías renovables como las eólicas o solares que cada día tienen una mayor incidencia en la producción eléctrica en nuestro país.

También ha terminado la semana y aún no se ha dado fin al triste golpe de estado sufrido por el pequeño país centroamericano de Honduras. El gobierno legítimo de Manuel Zelaya, obtenido en las urnas, se ha visto interrumpido por la acción de los militares. Éstos han sacado sus tanques y su ejército a la calle para deponer a un gobierno y nombrar a otro más acorde con los intereses de una minoría que no termina de aceptar que sus privilegios queden en entredicho. Y lo que creíamos desterrado de América latina ha vuelto a suceder como otras tantas veces como con Pinochet en Chile o los Videla y compañía en Argentina. La comunidad internacional ha reaccionado y ha retirado sus embajadores de Honduras, entre ellos los representantes de los países europeos. Y es que el golpe ocurrido en Honduras no tiene más solución que la restitución inmediata del Presidente Zelaya, el único legítimo, y el encarcelamiento de todos sus instigadores. Si esto no ocurre así, no habrá país libre de una asonada militar cuando no gustan las medidas de gobierno. El ejemplo debe ser claro contundente para eliminar estos hechos de la historia.

Por otra parte, no ha dejado de llamar la atención la postura de la iglesia católica ante el golpe. Una vez más la iglesia católica se ha puesto al lado de los golpistas, defendiendo la ilegalidad basada en la fuerza de los fusiles. Y critican a la Organización de Estados Americanos (O.E.A.) “por proteger solo la democracia de las urnas”, como si hubiera otra legitimidad posible. Claro que en la, ya alejada en la historia y oscurantista, edad media, sus bendiciones ponían o quitaban reyes. Y es que los obispos y cardenales no han podido ocultar nunca su gusto por dictadores militares, golpistas, inquisidores, cruzadas… La verdad es que si vemos detenidamente la historia de la iglesia católica, es muy difícil separarla de todos y cada uno de los golpes de estado ocurridos para masacrar a los pueblos. Ellos, que se dicen tan defensores de la vida, bendijeron a dictadores. Y en Honduras no han hecho otra cosa que repetir lo mismo de siempre. Esperemos que la presión internacional acabe con la situación en Honduras y la democracia quede restituida.