No hay peor oposición que aquella que no existe, aquella que se fundamenta únicamente en ver caer a un gobierno que se ve golpeado por la crisis que afecta al mundo. Si al gobierno se le exige responsabilidad en su trabajo diario, no menos se le puede exigir también a la oposición a la que cabe preguntarle qué ha hecho desde su parcela para que el país siga por la senda del progreso. La oposición tiene una misión importantísima en democracia, controlar al gobierno y ofrecer alternativas son las principales. A la oposición se le presupone que antepondrá siempre el interés general del estado y de sus ciudadanos por encima incluso de cuestiones partidistas. Hay temas en los que por su vital importancia, en democracia siempre se deben dejar fuera de la lucha partidista, entre ellos están fundamentalmente la política antiterrorista y la política internacional. Sin embargo el Partido Popular desde que perdió las elecciones en 2004 ha realizado todo lo contrario a lo que la ética también le exige. Y es que ha sesteado cuando había que presentar alternativas de gobierno y se ha dedicado principalmente a poner chinitas en el camino, a cada cual más gorda. Su máxima ha sido el “No a todo” fuera el tema que fuera. La descalificación hacia el gobierno por parte de Rajoy ha sido diaria, la falta de respeto y el insulto a Zapatero y demás ministros han sido y son constantes. Cuando este país salga de la crisis económica que nos acucia y que saldrá, los españoles veremos que la aportación desde el PP habrá sido nula, verán como habrán remado en sentido contrario al esfuerzo del gobierno, de otros partidos de la oposición, de las demás instituciones y de los ciudadanos en general. Y es que es habitual que quien acusa al gobierno de soledad es precisamente quién se queda solo una y otra vez en el Congreso de los Diputados.
El Partido Popular no es en absoluto fiable para los ciudadanos, lo han demostrado en su día a día. Y es que quién oculta su programa a los españoles es porque tiene algo que esconder y que no quiere que se conozca. Rajoy lo ha dicho claro en su entrevista en el País, “he concretado hasta donde tenía que concretar”, manifestó con su cinismo habitual. Y cuando hablan y dan mítines, sólo usan ambigüedades tales como “crearemos empleo” o “sacaremos a España de la crisis porque tenemos las medidas para hacerlo”, pero lo cierto es que no se ven colas de economistas y mandatarios internacionales en la sede de donde se encuentra el despacho de Rajoy. Ni se verán porque Rajoy no ha pensado siquiera en proponer soluciones a la crisis, todo su pensamiento va dirigido en cómo llegar cuanto antes al gobierno de España. Pero tienen un programa oculto para llevar a cabo apenas ganen unas elecciones, y en las comunidades donde gobiernan nos ofrecen una muestra. Y así en Galicia, donde gobierna el PP, acaban de eliminar el 40 % mínimo de reserva de viviendas VPO en los planes urbanísticos. Y quién se ha mostrado defensor de los funcionarios por la bajada del gobierno del 5% en su salario, manifiesta ahora que es insuficiente y que lo mejor es aplicar las medidas de Cameron en el Reino Unido para bajar el déficit público y que se fundamenta principalmente en el despido de 500.000 trabajadores públicos. Y es que los ciudadanos más necesitados son siempre los grandes olvidados de las políticas del PP. Y así suben las tasas universitarias de tal forma que impedirán que los hijos de trabajadores puedan acceder a la universidad. Ya en los gobiernos de Aznar hubo una reducción significativa de becas a hijos de familias humildes. Pero dentro de las promesas que ha dejado escapar se encuentran la privatización de la educación, de los servicios sociales y de la sanidad pública. Ello nos llevará a un acceso a la salud para personas pudientes y una salud de segunda categoría o inexistente para trabajadores, igual respecto a la educación.
Y mientras tanto también delimitarán o eliminarán derechos ciudadanos como el matrimonio homosexual, ley de aborto o la ley de igualdad entre hombres y mujeres a la que ha anunciado Rajoy que no piensa cumplir, también los derechos sindicales se verían afectados. Y mientras tanto nos anuncia mayores rebajas en los impuestos a empresarios a costa de los servicios públicos que piensa privatizar como nos anuncia en la entrevista de El País. ¿Quiénes se beneficiarán de esas privatizaciones de lo público?
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