martes, 10 de marzo de 2009

Hasta el final del camino

Sí. Hasta el final del camino. Porque en materia de igualdad no nos podemos quedar a medio camino. Hay que recorrerlo entero, paso a paso, piedra a piedra. Ya se ha recorrido mucho, se han dado muchos pasos en materia de igualdad. Quizás algunos fueron pequeños, pero no hay que olvidar que pequeños cambios hacen grande la diferencia. El final será aquel en que no haga falta celebrar el Día de la Mujer porque ya se haya alcanzado la igualdad efectiva de hombres y mujeres. Lamentablemente esa igualdad no es hoy real, todavía hay muchas diferencias y este 8 de marzo nos tiene que servir para recordarnos que sólo podemos hacer una parada si es para coger impulso, para salir con más fuerza hacia la meta. Y es sólo desde la igualdad plena de las personas como podremos avanzar hacia una sociedad más justa.


La O.N.U. declaró el 8 de marzo de 1977 como el Día internacional de la mujer trabajadora. Esta conmemoración tuvo un doble origen, uno basado en una marcha de mujeres trabajadoras en 1857 en la ciudad de Nueva York en señal de protesta por las duras condiciones de trabajo, los bajos salarios y una jornada laboral superior a las 12 horas. Por otra parte, también su origen se sitúa en la lucha de la mujer en el siglo XIX por la conquista de su derecho al voto sin restricciones basadas en la riqueza, la propiedad o educación, derecho que en muchos países no se consiguió hasta bien entrado el siglo pasado. Indistintamente de su origen, el 8 de marzo marca hoy la lucha por conseguir la igualdad de hombres y mujeres sin discriminación alguna por razón de sexo.


Sin embargo, a pesar del camino recorrido, aún existen desigualdades entre hombres y mujeres. Todavía las mayores tasas de desempleo y de trabajo temporal se dan en la mujer. La mujer sigue siendo discriminada en los salarios a pesar de realizar las mismas tareas. En España, es la comunidad autónoma de Murcia la que bate todos los records en sueldos distintos, dándose diferencias de hasta un 30 % menos con respecto a lo que ganan los hombres por hacer el mismo trabajo. Y todo eso a pesar de que en 2007 el gobierno de Zapatero aprobó “la Ley para la igualdad efectiva de hombres y mujeres”, una ley que trajo más derechos a la mujer y que antes no tenían como nuevas prestaciones por maternidad, lactancia, igualdad de salarios, paridad en los cargos de las administraciones públicas y de los consejos de administración de las empresas… Pero esa igualdad reconocida en la ley, en la vida cotidiana todavía no es real ni efectiva. Queda camino que hay recorrer sin descanso. Y en ese caminar conjunto de hombres y mujeres debemos eliminar la lacra de la violencia de género que en el pasado año 2008 nos dejó la triste cifra de setenta mujeres y trece niños muertos. Para ello es necesario incidir más en la educación afectiva-sexual, y nuestras adolescentes tienen que conocer que la violencia de género no surge de la noche a la mañana, que antes hay un proceso previo de anulación de la personalidad cuyos síntomas es necesario que ellas conozcan para evitar caer en él. La acción conjunta y decidida de todas las instituciones y administraciones, escuelas, Ayuntamientos, comunidades Autónomas, gobierno central..., sin titubeos, nos puede llevar a la meta.


El fin del camino tiene que llegar por el reconocimiento de todos y todas de que podemos avanzar. Y mientras haya que dedicar un día a la mujer es porque no existe igualdad. Lo cierto es que todavía hay mujeres a las que no se les dan las mismas oportunidades que a los hermanos o que incluso se les priva físicamente de la posibilidad del placer sexual a través de la ablación. La mayoría de las discriminaciones hacia la mujer son consecuencias de la tradición religiosa de donde está enclavada cada sociedad. Nadie puede negar que es mucho lo avanzado. Todavía a mi mente viene como la mujer tenía que obtener el permiso del marido para vender una propiedad que había recibido en herencia de su propia familia. Eso ha cambiado. Y hoy podemos decir que otra sociedad es posible. Una sociedad sin 8 marzo que conmemorar porque exista igualdad plena, efectiva y real de mujeres y hombres, de hombres y mujeres.