miércoles, 21 de abril de 2010

Separar las manzanas

En toda casa de familia se conoce que si en el frigorífico hallamos alguna manzana picada o podrida, es necesario separarla inmediatamente del resto para que no las contamine. En esta sencilla acción nos jugamos la salud, y, cómo no, también la economía familiar… El cirujano utiliza el bisturí con maestría para cortar y separar las células enfermas pues en caso contrario el resto del organismo está en peligro. Rajoy, Don Mariano, Presidente del PP y que pretende gobernar España, se ha encontrado en su propia casa con manzanas podridas y células enfermas que afectan a la supervivencia de su propio partido y, por encima además, a la credibilidad de las instituciones. Lo malo es que llevan tiempo hurgando en la herida. Pero en lugar de actuar para sanar lo impuro y lo sucio, mira para otro lado y, en ocasiones, acusa y denuncia a los que han descubierto la podredumbre.

Rajoy está perdiendo la oportunidad de mostrarse como un político responsable que encara los problemas, que pone límites en su partido y que lo controla, que es capaz en definitiva de separar las manzanas buenas de las podridas y las células sanas de las cancerosas. Lamentablemente se está mostrando ante la opinión pública española como un incompetente incapaz de gobernar nuestro país. Y es que no hace otra cosa que mostrarnos lo que ya demostró cuando fue ministro en los diferentes gobiernos de Aznar. En la memoria colectiva de este país está la pésima gestión que realizó del naufragio del Prestige en la costa gallega con los famosos “pequeños hilillos de plastilina”. En la memoria colectiva de España está también la nefasta gestión llevada a cabo con los atentados del 11 de marzo en Madrid donde mintió con descaro con el fin de mantenerse en el poder. Rajoy como Presidente del PP sólo mantiene del cargo su nombre, pues su partido se encuentra navegando en la zozobra por la grave corrupción que le afecta, sin que nadie lo dirija y tome medidas. Y no es bueno para el país que el principal partido de la oposición se encuentre en esta más que delicada y lamentable situación. Si alguien no introduce el antibiótico adecuado que elimine las células malas, la enfermedad aniquilará el cuerpo por completo y el PP nunca será alternativa de nada. La sociedad española necesita claridad y energía en sus dirigentes y no condescendencia ante la corrupción que permita que el dinero público pase a manos privadas de sinvergüenzas y acaben en paraísos fiscales lejos de España.

Si Rajoy no actúa ya, y desgraciadamente es ahora muy tarde, únicamente dejará entrever ante la opinión pública que en todos estos casos de corrupción hay algo más y que está pillado por donde más le duele. Y es que no logro entender a qué se deben las dudas de Rajoy a la hora de actuar contra el extesorero del PP, Luis Bárcenas, al que incluso le permite conservar su escaño de Senador de España. Las actuaciones del PP contra la corrupción se han limitado a un intento de frenar las investigaciones en un desprecio a la ética, a la democracia y a las instituciones del estado que investigan como jueces y policías. Los partidos políticos tienen la obligación de actuar con contundencia contra la corrupción, no se puede poner, como hacen desde el PP, al estado de derecho bajo continua sospecha denunciando ridículas persecuciones. A todo el que pretenda gobernar nuestro país se le debe presuponer un sentido de estado del que, desgraciadamente, el Sr. Rajoy, Don Mariano, demuestra en su quehacer diario que carece. No se puede saquear como han hecho los recursos del Estado para después reinvertir en paraísos fiscales un dinero necesario en el período de crisis económica que vivimos. Pero Rajoy lo único que hace es quejarse porque Zapatero y su gobierno socialista están llevando a cabo medidas de inversión pública que fomenten el empleo y ayuden a salir de la situación de crisis actual y en ningún momento se queja de los corruptos que se han llevado el dinero de todos los españoles.