martes, 29 de junio de 2010

Otro que tal baila

Otro domingo, el último del mes de junio. Hace pocos días que han terminado las clases y nuestros colegiales han comenzado su período vacacional libre de las ataduras de horarios a las que han estado sometidos durante todo el curso mañana y tarde. Son importantes las horas de ocio y el tiempo en el que poder aburrirse de nuestros niños y niñas. Es importante la libertad de elegir qué hacer, algo de la que han carecido durante todo el año. Esa es la mejor forma de fomentar la creatividad en una mente tan receptiva y en situación de constante aprendizaje.

Son prácticamente la una y media del mediodía. Apenas queda media hora para la salida del Gran Premio de Fórmula Uno en Valencia, en ese circuito construido por entre sus calles y por el que la Comunidad Valenciana tiene que pagar grandes sumas de dinero público, de todos y cada uno de los ciudadanos, todo para que Camps pasee sus magníficos trajes, y Rita, la alcaldesa popular, muestre sus fantásticos y costosos bolsos de Louis Vuitton. Y es que ambos, a los que hemos visto pasearse en un Ferrari junto a Fernando Alonso, “son merecedores” de esos regalos. Y quienes pensemos lo contrario es que somos personajes mezquinos y desagradecidos. Pena de política, y ahí están ambos, sin dimitir. Y el débil Rajoy no se atreve siquiera a pedírselo, no sabemos la razón a pesar de que últimamente se niega a fotografiarse junto a Camps.

La verdad es que hoy me encuentro sin inspiración y sin tema sobre el cual hablar en mi artículo semanal. Y es que quizás el mundial de Sudáfrica y sus ruidosas vuvuzelas hayan atrofiado por unas horas mi mente. Y aunque me guste el fútbol, sufro viendo esos grandes estadios repletos de personas conviviendo al lado de suburbios y de la miseria de millones de personas con la esperanza de que el mundial les haga crecer como país. Veremos el día después del acontecimiento futbolístico. Reconozco que también me siento delante del televisor para ver rodar ese extraño balón que, pese a ser también esférico, bota de forma caprichosa. Pero sobre todo disfruto cuando países pobres como Ghana eliminan a grandes potencias como Estados Unidos. Pequeña venganza. Y es que el que no se consuela hoy es porque no quiere.

Y en mi búsqueda de un tema para escribir ha pasado por mi mente cierto pequeño personajillo, gritón y de voz aflautada como si de un Franco se tratara, que parece soñar conmigo y al que molesta que escriba mis opiniones y que dedique mi tiempo libre a ello. Y es que “llora que llora por las esquinas”, comercios y mercado las desdichas que mis opiniones le provoca. Lo cierto es que está claro que este personaje, que parece añorar un pasado en el que muchos le llamarían “mi amo” y le cederían el paso y el sitio de colas de bancos y de otros lugares porque su “alta alcurnia” merece tal privilegio, al menos dedica un tiempo a leer mis artículos, dejando claro con ello que mi opinión le importa. Y si además se demuestra que si mis columnas en el periódico irritan a tal sujeto, es que voy en el buen camino. Y es que como dice esa sabia frase que siempre se atribuye a don Quijote sin que le corresponda, “ladran, luego cabalgamos”. Y después de considerar que no le voy a dedicar ni pensamiento ni palabra alguna, tan sólo señalar que mi tiempo libre lo dedico a lo que mi buen entender estima. Para eso estamos en democracia, faltaría más, aunque a algunos les duela.

También he leído en la prensa esta mañana que hay españoles que tienen guardados más 175.000 millones de euros en paraísos fiscales, unos cuantos miles de millones de euros se acaban de descubrir en bancos suizos. Y uno que es lego en materia jurídica, no sabe si eso es fraude fiscal o evasión de capitales, o quizás ambas cosas. Pero que ya es hora, visto lo visto, de acabar con todo tipo de fraude, llámese evasión fiscal, economía sumergida o fraude a la seguridad social. Y es que hoy más que nunca un céntimo es un céntimo, todo céntimo es necesario. Lo cierto es que pronto va empezar el partido del mundial y yo sin haberme decidido por un tema para escribir.