lunes, 4 de octubre de 2010

El trasfondo de las propuestas del PP

Quedan prácticamente dos años para que en este país haya elecciones generales. Pero el partido Popular tiene mucha prisa por llegar a la Moncloa y para ello se postula como la única fuerza capaz de solucionar la actual crisis económica que padece no sólo España, también Europa y el resto de las naciones que conforman el planeta. Dice Rajoy que es el único capaz de generar confianza en el país, pero lo cierto es que su demostración ante los ciudadanos españoles de cómo dirige los designios del PP deja muy pocas razones al optimismo. Y es que es difícil saber quién mueve los hilos de la política del PP a la que Rajoy no es capaz de poner orden. Un partido que se dice democrático hubiera dado con la dimisión del presidente popular ante los numerosos casos de corrupción que les acechan en ciudades donde gobiernan, también en las comunidades autónomas que presiden. Rajoy no es capaz de cesar a Camps, imputado y vergüenza del país, ni a Fabra ni a otros varios de una más que larga y numerosa lista, hace todo lo contrario y los confirma como candidatos ideales ante el sonrojo general. Eso sí que es convertir a España en el hazmerreir de Europa y nos hace parecer ante los ojos del mundo como una república bananera. Sí, quizás esas prisas vengan determinadas porque dos años son mucho tiempo y cuando lleguen las elecciones quizás tengan en sus filas a algo más que imputados. Y es que la justicia es lenta pero termina llegando. Me viene al recuerdo la magnífica película, de finales de los años 50, de Alfred Hitchock, “El hombre que sabía demasiado”, espléndidamente protagonizada por James Stwart y Doris Day. Y es que quizás algunos de esos imputados por corrupción y que se aferran al cargo representen a ese “hombre que sabía demasiado” y cuyos ceses podrían provocar algo más que un simple terremoto en el PP.

Y mientras tanto, todo vale, marear la perdiz y la demagogia por bandera. Y desde el PP se permiten acusar de recortes, quienes día a día con sus propuestas dejan a las claras que recortan en democracia. En el PP han optado por emplearse a fondo en enredar, hacer ruido, exagerar, usar medias verdades y, en definitiva, con tamaño coctel, el uso de la mentira se ha transformado en eje de su política diaria. Y critican la rehabilitación del Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia del Gobierno Andaluz desde 1992, sede para quien gobierne en cada momento. ¿O acaso preferirían que el edificio más emblemático, joya del barroco andaluz y sevillano, construido en 1682 se destruyese por el paso del tiempo? ¿Dónde está el interés por nuestro patrimonio cultural e histórico? ¿O es que acaso preferirían que desapareciera de puro viejo como ya sucediera en la dictadura con otros edificios del casco histórico de Sevilla para convertir sus terrenos en negocios inmobiliarios? Lo cierto es que numerosos edificios emblemáticos del país son hoy utilizados como sedes de gobiernos en las distintas comunidades. Ajuria Enea, Cibeles, Palacio de la Generalitat, Real Casa de Correos… edificios todos que se han podido salvar del paso del tiempo gracias a su ocupación institucional actual. Al PP le parece bien que todos los presidentes de comunidades autonómicas ocupen sedes emblemáticas y sin embargo hace demagogia y denigra la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, algo que por cierto para nada debe sorprendernos en un partido que no creyó en el 28 de febrero y que jamás quiso que Andalucía fuera como Cataluña o el País Vasco. Y se lo ha dicho claramente Mª del Mar Moreno, nuestra Consejera de Presidencia del gobierno andaluz, y es que desde el PP menosprecian sistemáticamente los símbolos andaluces llegando a calificar a Blas Infante como “cretino integral y subnormal profundo”, o periódicamente insultan al pueblo andaluz calificándolos de vagos e indolentes y riéndose además de nuestro acento.

Para el PP todo son escándalos porque no tiene otro fin que el descrédito de la política y de las instituciones. María del Mar Moreno se lo ha dejado claro “desde el PP quieren ahorrar en democracia, quieren ahorrar en sindicalismo porque es el pilar de defensa de los trabajadores, quieren ahorrar en autonomía, quieren ahorrar en todo aquello que los alejan del poder”. Y es que desde el PP se muestran cada vez más como la derecha más extrema.

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