Esta semana se ha celebrado en el Congreso el debate
sobre el estado de la nación. El presidente del gobierno hizo una larga
exposición sobre la situación de España en el día de hoy, discurso que se
resume en que “hemos pasado lo peor y ahora España avanza”. Discurso alejado de la realidad de la calle y
situado más bien en “Rajoy en el país de las maravillas”. Rajoy se inventa un país mágico donde todo va
muy bien lejos de la España real, un país donde los salarios de los
trabajadores no han parado de bajar y en el que ya incluso con un trabajo se
sigue siendo pobre. Mientras tanto en el Partido Popular se estaban repartiendo
sobresueldos o abriendo cuentas en Suiza. Durante los más de cincuenta minutos
que habló Rajoy no dedicó ni un solo segundo a becas, a educación, a sanidad, a
dependencia, a la precariedad en el empleo, a la pobreza,… nada de las cosas
que realmente les interesan a los ciudadanos. Y ahora el que más impuestos ha
subido dice que los bajará en 2015, ¿por qué creerlo si hasta el momento ha
realizado lo contrario de lo que ha prometido? ¿Por qué no se ha referido a la
mitad de los seis millones de parados que no reciben prestación ni subsidio de
desempleo? ¿Por qué hemos de creer a un presidente que le mandaba mensajes de
ánimo a un delincuente para que resistiera a los procesos judiciales e
investigaciones abiertas? Los que vemos el progreso real del país no vemos otra cosa que un avance hacia la
edad media y a la inquisición, pues algunas de sus medidas no nos retrotraen
únicamente 30 o 40 años, sino más de un siglo. Dice Rajoy que “hay que
perseverar en el camino porque sus medidas han demostrado su eficacia”, y aquí
lo único que vemos es más paro, más corrupción, más impuestos, más recortes,
más represión, menos libertad, menos derechos en lo que parece solo avanzar de
forma paulatina a un régimen más dictatorial. Lo cierto en que en estos dos
años del gobierno de Rajoy los ricos son más ricos, la clase media desaparece y
avanza la pobreza. Sí, Rajoy en el país de las maravillas donde gracias a sus
políticas España se ha convertido en el más desigual de Europa. Nos dice Rajoy
sin ruborizarse de que hoy en España hay
menos jóvenes en paro, y es posible que sea verdad porque los ha repartido por toda Europa, como nuestros abuelos
cuando se iban a Francia o Alemania. Rubalcaba se lo dijo muy claro a Rajoy
cuando le preguntó “¿En qué país vive usted?” y habló de la vida de los
españoles, de la real, de la que nos preocupa en el día a día. Rajoy nos cuenta
que “la prima de riesgo baja”, pero la realidad es que ni las familias ni las
empresas tienen acceso al crédito. En definitiva un lamentable discurso de
Rajoy donde no habla, solo lee lo que le han escrito, y es que cuando no lee
“mete la pata”. Hoy los periodistas se meten en otra discusión irreal sobre el
ganador del debate del estado de la nación. Desde mi modesta opinión el insulto
final de Rajoy a Rubalcaba es la evidencia de que no solo perdió los papeles
sino también el debate. Y es que durante las replicas se metió nuevamente en el
papel de la oposición, dejando a un lado la Presidencia del Gobierno. Pero a los ojos del PP, sólo y únicamente, sus medidas han obrado el milagro.
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