sábado, 10 de febrero de 2007

Una nueva mentira

Hace unos meses tuve la oportunidad de escribir sobre la mentira como patología. En ese artículo mostré como el Alcalde tiene por costumbre mentir con asiduidad a los lebrijanos y lebrijanas. Cómo Don Jerónimo utiliza una mentira para tapar otra anterior en un bucle sin final. Todos los lebrijanos vemos como nos está queriendo hacer creer que el Centro Hospitalario es el Hospital Comarcal que nos prometió y que nos dijo que iba a abrir en esta legislatura y si para ello tiene que instalarlo a tres kilómetros de Lebrija, en medio del campo, lo hace sin el menor escrúpulo y sin pararse a pensar que es infinitamente más caro y perjudicial que colocarlo en Lebrija. Y después justifica sin sonrojarse que en ese lugar le viene bien a los vecinos de El Cuervo y Las Cabezas, como si fuesen ellos los que tuvieran que pagar los terrenos y llevar el agua, la luz y alcantarillados a la parcela elegida. Y es que el daño que hace a Lebrija con tal de tapar su mentira le da igual. Son muchos más los ejemplos que podríamos señalar y que se han dado a lo largo de esta negra legislatura. Y es que Don Jerónimo nunca tiene culpa de nada, si se equivoca, nos miente; si pierde el avión que lo tenía que llevar a Bruselas, se inventa la huelga de celo del personal de Iberia. Don Jerónimo sólo piensa en el corto plazo sin pensar que las mentiras tienen las patas muy cortas. Ya dije en mi artículo de entonces que parecía que lo de mentir en Don Jerónimo se había convertido en algo patológico y enfermizo. Hoy, después de los últimos hechos sucedidos, me reafirmo en ello.
Dicen los psiquiatras que muchos mitómanos (personas que no pueden parar de mentir) se creen sus propias mentiras y toman decisiones y realizan acciones para afianzarlas. Y esto ha pasado una vez más en Lebrija. El Alcalde y otros personajes carentes de personalidad que escriben a su dictado, están acusando gravemente al concejal socialista David Pérez Hormigo de dedicarse al espionaje político hacia el Alcalde. Dice el Alcalde que el concejal Pérez Hormigo estaba escuchando tras la puerta de su despacho que da al pasillo, sus voceros inventan además que casi se cae cuando Don Jerónimo abre la puerta. Y no se le ocurre otra cosa para afianzar su mentira que blindar su despacho encargando instalar urgentemente mamparas en el pasillo. A partir de ese momento los trabajadores municipales tienen que dejar su tarea para dedicarse obligatoriamente a tapar la mentira del Alcalde. Y es que así se la cree mejor. Lo más doloroso de esto es que otros se hacen eco sin contrastar la noticia. Podrían haber preguntado al menos a algunos de los trabajadores municipales que en esos momentos se encontraban allí y no hubieran hecho el ridículo publicando una nueva mentira de Don Jerónimo.
Todos sabemos lo que ocurrió. Y es que el Alcalde estaba muy molesto porque lo acababan de pillar pretendiendo adjudicar una obra sin que existiera el preceptivo Proyecto Básico, necesario para que los empresarios pudieran realizar sus proyectos y licitar por la obra. Este nuevo asunto turbio del Alcalde y de su Delegado de Deportes iba a provocar un retraso importante en las obras de reforma del pabellón cubierto municipal por tener que reiniciarse de nuevo todo el proceso de adjudicación. En ese momento el concejal Pérez Hormigo se encontraba esperando en el pasillo para hablar sobre este tema con Don Jerónimo. Como quiera que el Alcalde se hallaba muy alterado por el asunto y gritaba en el despacho, el mismo Pérez Hormigo advirtió al secretario del Alcalde que se estaban escuchando sus voces desde el pasillo y le aconsejó que avisase al Alcalde. Pero Don Jerónimo en lugar de dar las gracias por el aviso, se puso a gritarle, a acusarle de espionaje, etc. Esta es la verdad de lo ocurrido, y ahora se dedican a difamar al concejal socialista. Y es que con esto pretendían tapar sus graves errores en el procedimiento de adjudicación de la obra del pabellón cubierto o quizás dar la contrata o la subcontrata a algún cuñado del equipo de gobierno.
Y es que Don Jerónimo miente y lo hace como si estuviera contando una verdad, con el mayor de los descaros sin importarle que antes o después será descubierto. Don Jerónimo adultera la verdad y se cree su propia fabulación. Y si para ello tiene que perjudicar a la ciudadanía, lo hará porque sólo le importa el corto plazo. Y es que Lebrija se merece una autoridad que no les mienta.

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