martes, 11 de enero de 2011

Cuestión de sentido común

Con el nuevo año ha entrado en vigor la reciente ley sobre el tabaco que restringe los lugares sobre los que se puede fumar. La ley responde a una directiva de la Unión Europea y que el estado español estaba incumpliendo, sobre todo por las continuas vulneraciones a la ley anterior. La nueva norma está vertiendo enormes ríos de tinta, son muchos sus defensores así como sus retractores, especialmente los provenientes de fumadores y del sector de la hostelería. Pero lo que sí está claro es que la situación actual no se podía mantener por mucho tiempo. Si queremos construir un gran país es necesario que todos cumplamos con nuestra obligación y siempre sobre la base del respeto. El ciudadano tiene derecho a seguir fumando si así lo desea, pero también tiene derecho a no tragarse el humo que generan otros y que es tan nocivo para salud. El gasto del estado provocado por enfermedades por tabaquismo es enorme, también en el caso de los fumadores pasivos. Desde este momento ya podremos entrar a desayunar en un bar y salir sin olores a tabaco. Ahora los intereses mayoritarios de los ciudadanos, de la salud pública, de los niños y niñas, de enfermos, de mayores… se anteponen a los de las tabacaleras y a los de algunos que no pueden contener sus necesidades. El que desee seguir fumando, podrá seguir haciéndolo siempre lo haga en los lugares indicados y con respeto al derecho del resto de ciudadanos. Esperemos del buen sentido y la colaboración de todos para que se pueda llevar a efecto. En muchos lugares de Europa se adoptaron las mismas medidas  desde hace años y no han constituido ninguna tragedia, ni la gente ha dejado de acudir a bares, ni se han cerrado cafeterías, ni restaurantes. Es el sentido común lo que se debe imponer.

Dentro de todo lo publicado se le ha negado al estado la posibilidad de legislar en cuestiones de interés común, a algunos les ha llegado un espíritu libertario que nunca han tenido, los mismos que decían que había que acabar con el espíritu del 68, ahora pregonan a bombo y platillo aquello de “prohibido prohibir”.

Otros en su defensa dicen que en lugar de imponer esta ley, “deberían preocuparse de la salud en general”. Como si el estado no lo estuviera haciendo en el día a día, muchas veces contra intereses bastardos privados que tan sólo persiguen la ganancia rápida aunque esté en juego la salud del ciudadano. Así, la legislación en materia de consumo es numerosa y siempre en defensa del consumidor, o las leyes de seguridad vial que también tuvo muchos retractores y que tanto han disminuido los muertos en nuestras carreteras. Los programas de salud, alimentación saludable, control de menús escolares, aumento de los controles de calidad de los alimentos… Pero entre las opiniones vertidas que más me ha llamado la atención está la del alcalde de Valladolid que, falto de la cultura democrática que se le debe presuponer, compara a la ley con el nazismo por entender que promueve la denuncia ciudadana. Algunos más también ha insistido en este sentido, lo llegan a llamar incluso “delación”. Y la verdad que no hay nada más incierto pues no hay recompensa alguna a cambio de hacerla. Lo que la ley incentiva es a proteger derechos, el derecho a no tragarse el humo que uno quiere. Lo cierto es que en este país siempre ha triunfado la picaresca, en el que se ha hecho ostentación de defraudar la ley y a hacienda, y siempre que se hace una ley hay quien ya está pensando en la trampa. Eso tampoco ocurre en algunos países de nuestro entorno democrático pues quien defrauda a la hacienda pública, está defraudando a todos y está limitando los recursos del estado. Y quien defrauda a hacienda en esos países lo oculta para que el vecino no lo denuncie. Por lo tanto cuando uno denuncia el incumplimiento de la ley, lo que está proteger sus derechos y lo de su familia.

De todas formas la ley necesita algunas aclaraciones ante las dudas que aún se suscitan, que en el sector de la hostelería conozcan bien la normativa y que se aclaren otras situaciones referentes a los lugares donde se puede fumar.  Por otra parte, estoy totalmente de acuerdo en que no se pueda fuma en los parques infantiles, están lleno de niños que no deberían ver a nadie, al igual que en las escuelas, con un cigarro en la mano. Con esta ley el país es más moderno y se protegen más y mejor los derechos ciudadanos. Personalmente pienso que es un buen año para intentar dejar de fumar. Yo lo hice hace muchos años, algo de lo que me encuentro especialmente satisfecho. Así que desde estas líneas animo a hacerlo.

No hay comentarios: