jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Miedo o más bien estafa?

He escuchado a políticos locales del PP denunciando en una rueda de prensa “la utilización de la Ley de la dependencia por parte del PSOE para amedrentar con falsos recortes sociales” y eliminaciones de servicios sociales. Culpa de utilizar la política del miedo para tratar de obtener ventaja electoral. Lo cierto es que la acusación no puede más que sorprender a todos los ciudadanos que contemplan lo que ocurre en todos los rincones del país. La inquietud ciudadana no la provoca el PSOE, es más que evidente que son las políticas y actuaciones del PP donde gobiernan las que van dejando ese poso de preocupación entre los españoles, pero sobre todo entre los que más necesitan el apoyo y la ayuda del estado. Son esas comunidades gobernadas por Cospedal, Fabra, Feijóo, Valcarcel, Arthur Más… las que indican por donde nos puede salir Rajoy a partir del momento en que sea investido como Presidente del Gobierno de España. El miedo lo provoca aquel que durante la campaña electoral no da rueda de prensa alguna ni indica qué medidas va a tomar en caso de ganar las elecciones, actitud de Rajoy durante toda el periodo electoral. El miedo lo provocan las declaraciones de Rajoy a toda plana señalando la inviabilidad de la Ley de la Dependencia. El miedo lo provocan las medidas de gobierno del PP en Galicia y Murcia dejando sin cobertura sanitaria, al bloquear la tarjeta de la Seguridad Social, a los parados de larga duración y que se les ha acabado el desempleo, el miedo lo provoca la subida de las tasas universitarias y la bajada en el número y cantidad de becas a hijos de ciudadanos de clases medias y trabajadoras. El miedo lo provoca la eliminación del cheque libro en las comunidades donde gobierna el PP. El miedo lo provoca Arenas cuando señala que su modelo sanitario es el de Valencia entregado a empresas privadas. El miedo lo provoca el despido masivo de sanitarios y profesores para convertir lo público en negocio de unos pocos.

El miedo lo provoca el PP cuando, en una clara actitud de estafa política, Dolores de Cospedal, “la bien pagá”, anuncia antes de las elecciones que “los funcionarios con el PP pueden estar tranquilos” declarando que “a pesar del miedo que los socialistas están difundiendo en campaña electoral con la llegada del PP, los funcionarios pueden estar bien tranquilos”, para una vez pasado el 20 de noviembre anunciar la bajada del sueldo en un diez por ciento de los complementos específicos y asimilados, aumento de las horas de trabajo a la semana y el despido masivo de interinos y congelación de oposiciones. La Cospedal le está indicando a Rajoy el camino de los recortes al congelar la obra pública y que tan necesaria es para dinamizar el empleo, o dejando de construir 800 viviendas públicas, o avisando de revisar la ley de la Dependencia, hoy cuarto pilar del Estado, y a la que todos los españoles tenemos derechos, también comunicando sobre la privatización de varios hospitales con lo que significa de menos personal en los centros sanitarios. Con sus medidas, el PP deja los servicios sociales en pura beneficencia, retrotrayéndonos con ello a los años 50. Pues sí, el PP genera miedo, ya han indicado “que las calles arderán” y que ellos serán fuertes ante las movilizaciones que se van a producir. Lo cierto es que el PP congela los derechos de las personas más vulnerables y desfavorecidas y sólo las élites podrán de disfrutar de derechos. Ya portavoces del PP han indicado este fin de semana pasado que “no todos los gatos tienen que tener zapatos” en un claro menosprecio a la mayoría de los españoles que con su esfuerzo han hecho progresar al país. Las medidas del PP y de Cospedal constituyen una clara estafa política porque ha hecho lo contrario de lo que decía y porque ha esperado a las elecciones del 20 N para su anuncio. El PP provoca miedo porque sus propuestas suponen más pobreza, más desempleo y menor protección. Rajoy lleva cuatro años machacando con que todos los males son obras de Zapatero, que una vez eliminado, todo se resolvería. Ahora ha sido elegido para que gobierne, para que quite la crisis y el paro, no para quejarse. Pide el apoyo de todos los españoles, el mismo que negó a los gobiernos de Zapatero. Rajoy es el claro ejemplo de la diferencia entre un buen político y un mediocre.

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